"POR DESCONTADO, CUENTOS CON MUCHO DESCUENTO"

Si partimos de que un cuento es una historia donde un personaje vive una sucesión de acontecimientos  cuyo desenlace se determinará  en función de haber sabido elegir la opción correcta,  a partir de esas determinadas vivencias, tendremos una feliz historia para contar.

El contenido del cuento se desarrolla entre la fantasía y  algunos tintes de realidad o, por qué no, la realidad teñida de fantasía. No, no siempre es fácil meterte en su piel, no solo en la del protagonista, los personajes que lo abrigan, o desnudan, interpretan su papel en el contexto que marca el principal. Son secundarios a la acción, solo se espera de ellos que sepan entender la situación, no que la interrumpan por su falta de comprensión; 

En el cuento, el héroe o heroína, no tiene que serlo por su perfección ante la adversidad, ni por ganarle al dragón, ni conquistar a un amor. Sus defectos, inseguridades, errores lo humanizan, quizás, mucho más que en su realidad. Se muestra tal cuál es; esa es su valentía: no temer la respuesta ajena a su conducta, a esas críticas pobres de la pobre gente incapaz de salirse de sus guiones escritos por manos anónimas. Para ellos, será el antihéroe, el pobre perdido, el ángel caído, el vagabundo errante en su locura...el mendigo de la comprensión, el vecino del ático olvidado.

La riqueza del cuento radica en eso, en sacar lo que se lleva dentro, lo oculto, lo incomprensible, lo que nadie ve porque nadie lo mira, lo difícil, lo infrahumano y lo sobrehumano. Lo anormal para el mundo, lo normal en el mundo.

La vida del interior es así. Un gráfico de sierra donde las altos y los bajos representan los ánimos, a veces arriba y muchas otras, caídos en picado. 

¿El final feliz en esta complicada trama? Haber sacado al dragón a pasear un rato midiendo fortalezas con lo que la victoria será para el paseador, evidentemente y, conquistar a ese amor por esa hazaña, el suyo propio.