"AQUELLOS DEL 68: LOS ÚLTIMOS PRINCIPIOS"


A mis ocho años, se nos decía que todo lo malo y peligroso que estaba ocurriendo en el mundo era culpa de los ESTUDIANTES, era una palabra constante en las noticias de la radio, televisión, prensa y en cualquier corrillo, de escasos componentes, eso sí, por estar prohibidas las reuniones en la calle que sobrepasaran lo permitido por la ley del dictatorísimo militar de voz débil, poca presencia y escasa inteligencia.

Esos temidos estudiantes, lo eran (temidos y estudiantes), representaban la voluntad del cambio de lo establecido hasta el momento. Esa posguerra mundial tenía sus días contados en Europa, pero no en España. El origen francés de esta revolución, en París, mayo de 1968, y bajo el lema: INTERDIT D´INTERDIRE (prohibido prohibir) venía a instaurar  las libertades prohibidas para toda la sociedad, en especial, a la juventud. Querían cambios, los necesitaban; el mundo antiguo de la doble o múltiple moral tenía que morir. La revolución había nacido en el corazón de Europa y, pronto, se propagaría al resto. Pedían libertades personales en el amor, pedían la paz, la justicia, los derechos perdidos o nunca concedidos. Pedían el CAMBIO, en mayúsculas. Era un juventud, inicialmente, comprometida, con su generación. Los jóvenes pedían la palabra, querían hablar, manifestar inquietudes, sentimientos no contemplados nunca antes en voz alta. 

En España, aún a casi diez años de terminar la tortura del régimen, esta revolución fue considerada como un levantamiento político por encima de lo social. Tiempos oscuros aún en donde las libertades y derechos eran escasos; más para unos que para otros. El centro neurálgico de las protestas y  las reivindicaciones fue la Universidad, donde las ramificaciones de las facultades se armaban de voces y escudos ante el ataque ciego de los llamados GRISES... Muchos palos, golpes, "supuestos accidentes", "supuestos suicidios" en calabozos o sus celdas, torturas escondidas en silencios... Esa generación veinteañera del 68 fue la primera en dar la cara a costa de que se la rompieran, se levantaron en busca de una sociedad más justa, sin miedos. sin hipocresías..., 

Hoy, son los septuagenarios de nuestra sociedad, lo dieron todo, y le quitaron mucho. Tiempos de cárcel hasta la ansiada amnistía de la transición. Lucharon por unos ideales, por unos principios básicos, por unos derechos para todos, por un mundo con más amor y más paz. Nunca, después de ellos, existió, desde la juventud, una generación luchadora capaz de alzar la voz en pro de causas justas y comunes. Hoy, la juventud, base del futuro, no toma conciencia de lo que pasa más allá de su propio ombligo, Si todo está bien en ese espacio, para ella también lo estará. No pedirá nada más. No le importa nada más.

Comentarios

  1. Podrian seguir reivindicando, podrían seguir el ejemplo de los valientes del 68. Pero es verdad, con ellos como si no fuera. La mayoría, privilegiados que se limitan a disfrutar frivolamente del legado bajo miradas envidiosas, entre ellas la mía, sin sentir el compromiso que les toca, seguir mejorando la sociedad

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creen vivir en la Luna y no se acuerdan de lo que se vive en la Tierra.

      Eliminar
  2. Manuel Fedriani8/5/22, 10:32

    No podemos pedirle a esta generación espíritu de lucha cuando sus libertades individuales están tan ricamente adornadas de oropel y lujos. Sin límites aparentes y metidos entre algodones.
    Donde la vida, en su mayoría ha sido fácil y sin grandes sobresaltos

    ResponderEliminar
  3. Debemos pararnos a pensar qué parte de responsabilidad tenemos los padres en todo ello.Somos los educadores y son reflejo de la crianza que han recibido.Rompamos una lanza a favor de estás generaciónes de la era digital..Emprendedores y concienciados en defensa de la desigualdad ,del medio ambiente.
    En definitiva,,es lo que les ha tocado vivir.Si podemos hacer algo para reparar el daño causado es darles apoyo .

    ResponderEliminar
  4. Asi es. Pero tuvieron un don del que hoy carecemos. El regalo de la utopía

    ResponderEliminar

Publicar un comentario