"EL DES-MÉRITO DEL CAMPECHANO"
El universo está en llamas, el cambio climático ha debido influir en las malas estrellas alineadas con la maldad que parece estar de moda como escuché estos días a un buen periodista. El mal siempre ha estado entre nosotros, pero ahora está globalizado. El sentido común ha huído ante tantos despropósitos y está en paradero desconocido.
Cuando las aguas sucias están tan revueltas, es fácil pasar desapercibida una más. Pronto se ha dejado en la página de portada la última fechoría de ese Borbón que silenció sus malas artes durante ese reinado que el pueblo llano, nosotros, creíamos heróico y resultó cobarde, desleal, egoista y mucho más.
Era intocable. La constitución lo protegía y él se amparaba en ella para salir indemne de todos sus ocios y negocios a costa de considerarse el perfecto embajador del reino para sus trapicheos y tapaderas. Gritos en silencios de quiénes estaban al cabo de la calle y bocas cerradas por miedos aguillotinados a la inversa de María Antonieta y compañía.
Obligado por las evidencias, dejó su corona sobre su trono. La vergüenza del heredero lo empujó a tomar esa decisión, pero nunca se fue, sus deudas siguen aquí. Su impunidad debió ser punible en ese momento y pasar por el banquillo destronado como cualquier defraudador de a pie. Un buen bufete de abogados supo apañar los tiempos y despojarlo también de sus culpas, esas que no se pueden nombrar aun siendo tan evidentes.
Y habló la verdad, sin mentira alguna y lo dijo alto y claro. Pero, el campechano retomó su cetro con esa valentía que nunca conocimos atacando al débil por esas verdades que no se pueden airear porque él es un rey, que ya no es, en un reino que perdió en muchos casinos y burdeles que simpre ganaba la casa cuando fue real y que, ahora, odiamos en la realidad.
Irán a juicio; demanda por injurias probadas que dejan de serlo al convertirse en realidades. Y, por supuesto, ese agravio a su persona no será gratis. Su hijo, como todo hijo de vecino, tiene la obligación moral de solventar esos pagos en nombre de la desprestigiada corona si llegase el caso, que llegará, de que el manifestante de la verdad perdiera ese juicio ante semejante figura tan desfigurada y caduca.
Aquí, la justicia tendrá su momento para demostrar si existe o también está de vacaciones y regatas en barcos que hacen aguas según qué vientos dirijan las velas.
La justicia no existe, son los padres... Como los reyes majos, tampoco existen... Bueno hay uno que toca er cajón flamenco a las puerta'rfalla con salero y que cerveceaba con er pueblo rodeado por las chicas casaderas en la calle Zorrilla (lo sé porque lo vi) y que se casó con una periodista republicana, de familia... Ese me parece muy majo... Espero que me haga cambiar de opinión. Er More, dixit.
ResponderEliminarY como puede, entre otros, defender a Juan Carlos el "señor" Carlos Herrera, con la preparación y experiencia periodística que se le supone. Es que lo defiende a muerte e insultando a quien intente afear la conducta del emérito sin mérito
ResponderEliminarPobre Leonor, la que le ha caído..., imaginais si ella y su hermana renunciaran= Froilán I
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