"¿QUÉ ME PASA, DOCTOR?"

• ¿ Mens sana in corpore sano?, hay una verdadera revolución por mantener, recuperar o alcanzar el cuerpo perfecto o, con menos imperfecciones. Se acude a gimnasios, quirófanos, métodos complejos o, incluso, a algunos nocivos o engañosos. Todo sea por lucir la mejor imagen hacia el exterior. Igualmente, la moda, en general, ha cambiado totalmente en las últimas décadas: se acortaron faldas y pantalones, se suprimieron elementos de la vestimenta innecesarios, etc. Hasta aquí, todo perfecto. Está claro que no tenemos reparo en buscar soluciones dónde haga falta para conseguir nuestra mejor exposición al mundo.
• En cambio, ¿ qué pasa si el cuerpo no es solo el problema que mantenemos con nosotros mismos?, me refiero a cuando es nuestra mente la que nos duele, la que no nos gusta, la que  no se adapta al resto y la que no nos permite vivir en la paz?

Aquí sí aparecen la vergüenza, el miedo, el recato, el reparo y los silencios para que todo quede oculto en caso de que se pida ayuda a especialistas para sanarte. Sí, es un tema, aún, muy oculto entre nosotros. Es, para la mayoría, sinónimo de "estar loco" y, eso, no está bien visto...

Cada mente es un mundo único, es imposible curarse con uno o muchos de los libros de autoayuda que existen en el mercado, pueden ser, incluso, buenos, pero siempre están generalizados y nosotros somos seres particulares y necesitamos que alguien experto nos trate para conseguir que nuestro cerebro y nuestras emociones funcionen correctamente. El único camino es acudir a los "prohibidos socialmente" psiquiatras y psicólogos; los primeros, te medicarán, si fuera necesario, porque son médicos y solo ellos están capacitados para hacerlo y, los segundos, serán los terapeutas o educadores durante nuestro proceso de sanación. Ambos son, pues, imprescindibles si estamos enfermos en algún momento de nuestra vida al igual que si padecemos otro de los muchos males que nos pueden afectar a nuestro organismo y del que hablamos sin reparos porque es algo natural que ocurra. Tengamos claro una cosa: tanto si es del cuerpo como si es de la mente lo que nos aqueja, es nuestra responsabilidad personal buscar sus respectivas soluciones.

De hecho, personalmente, considero primordial la salud mental para tener calidad de vida, anteponiéndola a la corporal. Si no podemos disfrutar de paz interna, el resto no vale nada y, lo que es peor, ni siquiera la propia vida y eso sí es muy grave.

Lo digo abiertamente y sin ningún tipo de pudor porque lo tengo como un acto de responsabilidad hacia mí misma y hacia los que me rodean  y me quieren, que me he puesto en manos de psiquiatras y de psicólogos para buscar lo que no tenía, lo que no me permitía disfrutar de las maravillas que existen porque se ocultaban en esa  oscuridad. Y, hablo de ello con la naturalidad que debe tener a expensas de lo que puedan pensar los que me oigan. Dejemos de temer la opinión de aquellos que no lo aceptan o no lo ven porque no quieren hacerlo o, simplemente, porque no esté al alcance de su capacidad intelectual o emocional. Pensemos en nosotros mismos, solo en eso. Si la mente está sana, el cuerpo se conectará con ella e irán a la par.

MUY IMPORTANTE: DESDE MI PEQUEÑÍSIMO RINCÓN EN EL QUE OS HABLO, HAGO UN LLAMAMIENTO URGENTE, A QUIEN CORRESPONDA, PARA QUE LA ESPECIALIDAD DE SALUD MENTAL  SE CONSTRUYA O RECONSTRUYA, SE FORME O REFORME CON EL FIN DE QUE SEA ACCESIBLE Y COMPLETA PARA TODOS LOS QUE LA NECESITEN EN LOS HOSPITALES PÚBLICOS PORQUE, COMO HA QUEDADO CLARO, ES DE VITAL IMPORTANCIA