TRILOGÍA MORADA 2: "CAPERUCITA ENCARNADA Y VIOLETA"

 

Aun habiendo dudas de su auténtico origen, es a Charles Perrault a quien se le atribuye su autoría. Leyendas previas avisan de que existió mucho antes del siglo XVII en el que vivió Perrault. En cualquiera de los casos, esa caperuza no dudó de su color, siempre fue roja y así pasó a ser nombrada hasta que, curiosamente, durante la dictadura franquista, se decidió que ese adjetivo tenía demasiadas connotaciones peligrosas e ,inmediatamente, se editó y narró como la niña del abrigo encarnado... Cambió, como un mal presagio, el destino de muchas criaturas que no entendían  el porqué dejó de ser roja para ser su carne su única protección ante esos malos lobos que la esperaban en los bosques previstos para sus ataques con libertades y alevosías

Ya creció con esa debilidad, la de tener miedo por donde pisara, sólo un hombre fuerte, armado con hachas y puños de acero la salvarían de esos lobos hambrientos que la perseguirían si se quedaba sola en ese laberinto difícil, demasiado difícil para una niña, cuyo crecimiento hasta convertirse en mujer, siempre sería insuficiente si estaba sola, nunca sobreviviría por sí misma. 

Esos miedos ya venían en su ADN, las niñas, todas esas futuras mujeres, nacían de madres asustadas por experiencia propias en las que perdieron muy tempranamente esa capita de un color alegre por cuerpos despojados de calor; fríos, tan encarnados en ellas que sus carnes se tornaron violetas, moradas, calentadas a fuerza de golpes al antojo de su guardián que debía vigilar que ni el viento ni más lobos osaran mirarla. Sólo él, porque era suya, sólo suya.

Hoy, ha vuelto a su color original y así se cuenta y se escribe a las nuevas generaciones. Pero, su historia sigue estancada en esa fragilidad de niña desamparada en busca de fortalezas ajenas para sobrevivir. 

Lobos y cazadores siguen campando por los universos femeninos, no se han enterado aún de que Caperucita creció y ya no quiere vivir del cuento; elige el color que más le favorezca sin preguntar cómo luce; cruza bosques, ríos y montañas a pie, en bicicleta o en su coche que la conducen a dónde se ha marcado llegar sin miedos a las noches oscuras porque siempre va provista de luces propias que alumbran su destino. Fue ella misma la que reescribió su historia porque pudo, porque quiso y lo editó al mundo para que esas bestias de caminos se guarden bien de no atacar ni tocar a quién  no  lo desea. Será nuestra protagonista la que tome sus decisiones y elija cuándo, con quién y dónde se meterá en la cama de esa querida abuelita que le dejó en herencia a su nieta. Nadie tendrá que derribar su puerta para entrar y verla. Será Caperucita la que se la abra la mil y una vez que lo  desee.

Y colorín colorado, esta historia ya ha cambiado:

De roja, a encarnada y violeta..., 

Caperucita se pintará de libertades

y, desde su libre albedrío, 

sabrá, sin duda,

 con quién irse al río.


Comentarios

  1. Magnífico relato. No sé si sueles presentarte a premios. Quizás no te gusten pero yo probaría suerte. Hay muchos certámenes literarios.

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  2. Pues, me lo pensaré..., gracias Emilio por tus ánimos.

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  3. Estoy de acuerdo. Lo haces genial!

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  4. Un relato digno de un gran premio literario!
    Gracias por tener el honor de leerte.
    Un beso muy grande querida Moby.

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  5. Totalmente de acuerdo con los comentarios . Genial

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