"QUE SÍ, QUE NO, QUE CAIGA UN CHAPARRÓN..."


Me ha despertado esta antigua canción que guardaba mi memoria cuyo resto de  letra no recuerdo. Será mi subconsciente el que se quedó con las noticias de esas DANAS que anegaron pueblos y mojaron muchas tierras en las últimas horas..., es posible.

La lluvia, sus aguas, la necesitan beber los campos, los pantanos y las ciudades; es obvio, es la materia prima para que  la naturaleza siga su curso y no se pare. Evidente también. Dicen que se aproximan muchas antes de lo normal, ¿normal?, ya casi nada lo es, ya casi nadie lo es. Hay un claro cambio climático a pesar de los negacionistas que no admiten las alteraciones de sus normas, privilegios..., tan creyentes  y descreídos a la vez, que no aceptan cambios sin pesar de lo mucho que pesa en el ambiente.

Ha de caer mucha agua, mucha. En las tierras y, sobre todo, en esos corazones empedrados que ya no sienten, en esos ojos enfermos de miopía y presbicia que no les llega a ver ni sentir lo que tienen al lado ni más allá. Aguas que mojen metralletas y sus balas, tanques que se enfanguen en sus caminos y se hundan,  más aguas que caigan en las manos que dan golpes en sus casas y fueras de ellas porque eran suyas, en los acosadores que hacen las vidas imposibles en las infancias, en los que roban al pueblo sus humildes casas para observarlos  desde sus lujosos áticos o palacios, aguas en los tormentosos   insultos, sin diálogos, que paren cañonazos a diestro más que a siniestro.

Porque el agua es vida, pero no si está turbia o sucia. Eso nos infecta y nos aniquila deshidratando a los que piden y ruegan se aclaren, se limpien, vuelvan a sus cauces o creen otros nuevos donde corran a sus anchas los limpios y aseados de corazones y consciencias. 

¡Anda!, acabo de abrirle la puerta a ese resto que no recordaba:

"que sí, que no, que caiga un chaparrón, que rompa los cristales y los míos no..." y ahora entiendo por qué olvidé esa parte tan marcada hacia los poderosos e intocables. Y yo, por mi cuenta y riesgo, decido darle otro final:

"que sí, que sí, que caiga un chaparrón que limpie los cristales del corazón..."

,,,, Y QUE, POR FIN, ¡SÍ LLUEVA A GUSTO DE TODOS/AS!

Comentarios

  1. "Que rompa los cristales y los míos no".
    Tan infantil la frase pero tan dura a la vez.
    Ojalá llueva como tú has descrito de forma tan maravillosa. 🥰🥰🥰

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  2. La lluvia era de rosquillas y turrón ,que rima con chaparrón

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  3. ¡Anda, nunca había escuchado esa parte!. Gracias, querida Mariló.

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