"EL CACAO DE UNOS CUERNOS"





Dicen que los cuernos los tienen los toros y nos los ponemos entre nosotros, las personas; no es así exactamente. Hay más variedades; por ejemplo, en los desayunos, y no solo intercambiando los sabrosos croissants que aparecen en las manos y terminan también en las bocas.

Yo lo he experimentado en mis propias carnes y fue toda una experiencia. Mi ama de cría no fue solo de leche, esta ya traía incorporada una sabrosa sustancia venida de allende los mares y que la portaba “aquel negrito del África tropical”, EL COLACAO”. Él y yo éramos uno. Mi sangre ya era de su mismo color y en mis analíticas era otro factor más a estudiar para medir mis niveles químicos. Todo iba perfecto, mi padre me lo servía con el alba o sin ella; con poca luz o aprovechando la intermitencia de las bombillas en el árbol de navidad si era ese el momento. Juntos nos íbamos al cole llenos de energía, dispuestos a lo que hiciera falta: a no estudiar, a pelearme con alguna (no era mixto), a escaparme si tenía la ocasión, a mandar a algún que otro sitio a alguien si se diera el caso..., en fin, lo normal cuando te sientes vitalizado con sustancias apropiadas


Así vivimos los dos muchos, muchos años hasta que..., aparecíó un tercero y nos rompió el amor. Llegó desde más cerca, era diferente, más suave al tacto, más tostado de piel y se disolvía tan rápido como mi unión con el de toda mi vida. Entró el NESQUICK, así, a lo grande, como elefante en un trastero, arrasó!. La leche y él se entendían muy bien, enseguida quedaban enganchados el uno con el otro transformándose en una poción mágica sin bultos en su superficie. El CC quedó en el olvido, solo un cuerpo para guardar avíos de costura de mi madre y poco más. En mi interior, siempre quedaba esa lucha por lo que había hecho, pero no quería mirarlo. Decidí que ya estaba todo acabado entre nosotros y que había empezado otra nueva etapa. Solo sería una foto más en el álbum familiar.




Vivimos años locos, las cantidades diarias se duplicaron, en cada una de las tomas, y, también, se incorporó como mi compi en las cenas. Recuerdo cómo mi hermano denunciaba a los cuatro vientos que era la leche la que se añadía al NSQ y no al revés. Era verdad, sí.





Muchos años después, alguien, por llevarme la contraria, dijo, en su defensa, que el CC apareció por error en su cesta de la compra y que  no lo distinguía del NSQ. Nunca lo creí..., en fin. Muy enfadada y, tremendamente, confundida por aquello de los sentimientos encontrados, volvimos a mirarnos de frente y a estar muy cerca el uno del otro. No había otra opción, Yo lo necesitaba, sin él no existía el despertar. Sentía mucha culpa por haberlo abandonado a su suerte y dejarlo por otro más joven. Él, desde su dolor, me habló: “hemos crecido los dos; ahora, somos más sabios”. Él no había perdido el tiempo, su propio entorno se fue diversificando para ser aceptado por paladares exigentes y variados y no volver a ser rechazado por ningún intruso y verse en la calle, tirado, sin más cariño que oir, desde algún balcón abierto, su famosa melodía que le recordaba sus tiempos gloriosos.





Comentarios


  1. Un relato agridulce.
    Pero, bien está lo que bien acaba.
    (Hermana mediana).

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  2. Cómo me ha gustado Moby!
    Sabes una cosa? Jamás he probado ni comprado el Nesquik🙄.
    Mi madre nunca lo compró, siempre fiel al Cola - Cao.
    Y sabes una cosa? Ufff, por un momento me han entrado ganas de probar el Nesquik.
    Qué hago por curiosidad, lo busco y lo pruebo?
    Así empiezan todas las infidelidades, verdad?
    Sí tienes algo que te encanta para qué buscarte a otro /a!.......

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  3. Reivindicó desde estas líneas ese olor a café de puchero que aromatizada todo el edificio y te despabilaba para todo el día.

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    1. Ah, y la energía que me daba el colacao para enfrentarme al mundo, eh?

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  4. Las ventas en España de cacao soluble , posicionan a Cola cao por encima de Nesquik , pero la OCU advierte que ninguna de las dos marcas son saludables por su alto contenido en azúcar. Yo soy aquel negrito del África tropical, pero me que quedo con Valor a la taza.

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    1. Siento discrepar contigo, primo favorito, sin colacao, la vida no vida no tiene sentido!!!

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    2. Una de las diferencias es el sabor, cuestión de gustos, pero la gran diferencia es la capacidad de disolución. El Nesquik era más práctico, ideal para las mañanas de prisas y las tardes de actividades extraescolares. Cualquier niño podía participar moviendo su cucharita dentro del vaso, que por poco que atinara lograba disolverlo en la leche fría. El colacao era más trabajoso, o utilizabas leche caliente o morías en el intento. Y claro, caliente no la querian. Había un truquito eficaz. Primero echabas un dedito de leche en el vaso y dos cucharaditas de colacao y luego tenías que remover la mezcla hasta que quedara como crema de chocolate. Despues, poquito a poco ibas incorporando el resto de la leche mientras comprobabas como desaparecia en ella la crema de cola cao hasta que conseguías disolver completamente el polvo logrando una mezcla homogénea adornada con simpáticos grumitos en la superficie, todo un ritual. Deje de hacerlo cd las prisas me pudieron y los pasé al Nesquik. Yo deje de tomarlo cd me enteré que los dos líquidos engordaban solo con mirarlos.

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    3. Te faltó en tu vida, la baticao, está claro!!!

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  5. Síii, jajajaja. Se invento cd ya no me hacía falta

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  6. Mi nieta sigue con él cola-Cao,de toda la vida
    Tres generaciones....o cuatro, ya no se

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