"HISTORIAS DE LA HISTORIA"


La Prehistoria acaba cuando aparece el primer documento escrito que narra un hecho; ya hay algo que contar, ya comienza la HISTORIA. A partir de ahí, nacerán también los historiadores, los que fijan esas palabras para la posteridad. Ahora bien, cómo interpretarlas teniendo en cuenta que desconocemos el contexto en muchos de los casos y, también, al autor de ellos para verificar y certificar que todo fue cierto?. Ahí, es donde debe aparecer la figura del filólogo que, a través del estudio de todos los componentes implicados en ese texto, debe clarificar muchos de los datos desconocidos que no se aportaban. Las palabras hablan, no lo olvidemos, pero hay que saber descifrar sus formas y sus fondos. Evidentemente, esto nos lleva a pensar que existen muchas formas de entender los hechos reales de los que no lo fueron tanto, es decir, nada es absoluto, la verdad o las verdades, en muchos de estos casos, se nos transmitieron según los ojos del que los vivió, en primera persona o no. Nunca lo sabremos. Todo es relativo, nada es absoluto. 

Cuando elegí estudiar filología románica, se me planteó el dilema entre   filología o historia. Me decanté por la primera, pero siempre se me quedaron esas asignaturas pendientes. Hace 2 años, me matriculé en la facultad para cursar estas materias. No pretendía una titulación, solo aprender. Comencé por la de historia medieval


 El primer día que iba a asistir a clase, ya fue bastante complicado. No era el mismo edificio donde yo estudié; ahora se encuentra en dos edificaciones unidas que, en su tiempo, fueron guarniciones militares. Toda una joya arquitectónica. Ignoraba dónde estaban las aulas y todo. Vi el número y me fui hacia allí. Había un corrillo de jóvenes en la puerta y decidí acercarme para ir haciendo amigos. Todo iba perfecto hasta que, media hora más tarde y viendo que no llegaba el profe, pregunté por él diciendo su nombre. Plafff, no era esa mi aula, todo era igual menos que a mí me correspondía el anexo. Fui corriendo hacia el otro sitio, llamé a la puerta y me echaron una bronca por llegar tarde e interrumpirle (cuánto me acordé de mis pobres alumnos cuando se retrasaban y de cuál era mi reacción..., ¿sería el karma?). Bien, después del bochornoso momento, me senté en la primera fila y empecé a sacar mis bártulos: mi boli bic azul, mis folios y mi tipex..., ahí fue cuando todo se paralizó. La clase estaba llena y fui el objeto de todas las miradas. Miré a todos los lados y, efectivamente, todos con sendos ordenadores y, entonces, creo todos estuvieron de acuerdo en que yo sería un buen fichaje para esta asignatura: era un fantasma medieval.



Comentarios

  1. Un fantasma, pero con muchas ganas de aprender, como se demostró.
    (Hermana mediana).

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  2. Estaría bien volver al castillo ese.

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    1. En cuanto pueda, allí estaré sin falta y sin llegar con la clase empezada.

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  3. Grande. Siempre he pensado que el mayor logro de un docente, es inculcar a sus alumnos la necesidad del aprendizaje durante toda la vida . Contigo sin duda lo consiguieron.

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  4. Genial. Eres grande porque además de enseñar quieres aprender y lo más importante aprender por tu satisfacción personal sin importar las dificultades y retos que tengas que superar.
    Prestigiosa docente y prestigiosa alumna!!

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  5. Que interesante tuvo que resultar la experiencia.

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  6. Es lo que tenemos grabado en nuestro disco duro. Ya sabemos que es antiguo pero funciona bien, a su forma, pero bien. Lo malo es al formatear que se pierde información y a veces se bloquea momentáneamente

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    1. Uso mucho el ordenador, pero como tener un boli bic azul en mis manos, que se eche para un lado la informática y demás.

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