"LA ESENCIA DEL GADITANO"

 

Cuenta la leyenda que el primer gaditano de la historia escribió los preceptos que debía cumplir para serlo de verdad. Y, al llegar al número 30, dijo el más importante: no cumplir ninguno de los 29 anteriores. El gaditano es fruto del amor entre las rocas y las olas. Vive el presente, se renueva para seguir siendo el mismo, pero cambiante, según soplen los vientos en ese instante. Es un ser lleno de luz y de la sal que lo envolvieron en su gestación. No vive el mañana ni se nutre del pasado. Lo que está por venir, llegará: no lucha contra la incertidumbre, solo la acepta porque entiende que no puede ser de otra manera. Se nutre del alimento del mar porque le pertenece por herencia universal y particular. Los peces se dejan coger, no son engañados con el anzuelo, saben a dónde van, conocen su destino y saltan para ser vistos y volver con ellos a sus casas y cazuelas; allí estarán en su hábitat, en su origen, Están seguros de que el ciclo de la vida los hará reiniciarse de nuevo en el mar y, quizás, cambiando sus roles el uno por el otro.

 Porque esto es ser de aquí, del Paraíso, el mar y la tierra son uno; se invaden recíprocamente hasta no distinguirlos. A veces, calma; otras, tempestad. Unas, silencio o murmullo o gritos o llantos que piden lo que es suyo con su corazón o sus entrañas. Nacer aquí es nacer en el mundo original, sin pecados ni pecadores; ser humano en cuerpos de seres humanos, sin artificios, sin más intención que la de VIVIR, en mayúsculas. Las caretas, disfraces y maquillajes los dejan para el carnaval y, aún así, se les transparentan y se les reconoce quiénes son: un gaditano no se puede esconder ni siquiera en la oscuridad de la noche, brilla por sí mismo; es el espejo reflectante de la luz y del mar. Nacer en esta tierra, volver a ella, o hacerlo por primera vez,  es renacer con los tiempos que marca el sol cada día hasta que se duerme y con la espera anhelante de que vuelva a abrir sus ojos para seguir a su abrigo junto al mar.

OBSERVACIÓN: NO DISTINGO ENTRE GADITANO/GADITANA PORQUE EN LA ESENCIA NO INTERVIENE EL GÉNERO.