SIEMPRE MUY "AGUSTO"

 

Mi placita es muy original para ser placita; de entrada, literalmente, son dos placitas. Las separa la iglesia haciendo de ellas dos islas que se convierten en penínsulas a través del ¿convento?. Siempre hay gente a su alrededor, sentados en sus bancos, en las sillas de sus bares y cafeterías. Yo la siento como mi pueblecito, tenemos de todo en muy poco espacio: varios bares con sus correspondientes y perennes parroquianos (mi vecino Paco está abonado en su palco preferente); muchos de los empleados de comercios o empresas cercanas también tienen su rato del desayuno reservado. Las madres o padres con sus hijos que salen del ambulatorio próximo, tras alguna consulta o extracción sanguínea, acuden para reconfortar a su niños después de la dura experiencia vivida...: ellos son doblemente felices ese día, desayuno rico y sin cole...!!!.

Es parada obligatoria para los que vienen cargados con su carrito desde la plaza de abastos (cada plaza tiene su misión y no se encelan). Cuando acaban los desayunos, comienza el devenir de los "guiris" hasta que suena la sirena de su embarcación avisándolos de que zarpan en breve y se van, más rojos por el sol y creo que, también, por los vinitos...; se acerca la hora de los cafés y de las sobremesas interminables hasta que se asoman de nuevo las cervezas y sus compinches y que durarán hasta que decidan que la jornada anterior se acabó y que hay que prepararse para la siguiente.

Sí, se respira bien, muy bien allí. Hay tanto ruido siempre que impera el silencio que da el estar en tu casa y sentirte una más de la familia pero, respetando siempre la intimidad e independencia, sin preguntas ni esperando respuestas que adivinan que no les pertenecen.