"TRILOGÍA DEL MÁS ALLÁ 1: POR ALEGRÍAS"

 


Aquí, en mi Paraíso, también se sienten  las penas, mucho, tanto, tanto que se les dan la vuelta y se cantan por alegrías. Es una  filosofía para entender lo que es la vida desde una muy sabia  perspectiva. 

No lloramos si alguien se fue sino que  reímos por todo lo que nos dejó. Esa es la forma de mantenerlo vivo en nuestra memoria, con los mejores recuerdos vividos rellenos del mejor y más sano humor gaditano.


No es extraño que, en su despedida, nazcan de nuevo otros grandes momentos donde las risas sean la mejor música de fondo. Antiguamente, los velatorios se establecían en el domicilio del difunto: hoy, existen los tanatorios para acoger tanto al fallecido como a familiares y demás. Por desgracia, he debido asistir a muchos en mi vida y puedo hablar con propiedad de lo que allí he visto y, sobre todo, he reído. Puede sonar escandaloso lo que estoy diciendo, pero hay que ser gaditano para entenderlo.


Pero no se queda solo ahí, tenemos arte para mucho más: hace unos años, se construyó un nuevo cementerio para acogernos y el problema, o no, surge en el traslado de los que descansaban en el antiguo (su ubicación ya había quedado dentro de la ciudad y muy cerca de las viviendas y, además, no quedaban espacios libres donde colocarlos).

 En principio, parecía que una empresa, contratada para ello, sería la que se encargase de llevarlos a su nueva y ¿definitiva? morada (visto lo visto, ya nunca se sabe), pero, no, llegado el momento, cada pariente o persona cercana serían los que tendrían que hacerlo. Y, ahí fue cuando comenzó el lío. Al principio, se hizo con orden y a buen ritmo (el plazo para realizarlo era de 10 años...), pero, como es normal, la procrastinación hizo acto de presencia y le cogió el toro a una gran mayoría. Total, que vinieron las prisas, pero con mucha calma (a la gaditana, vamos) y en lo que recogían los restos en una caja, y en lo que ya que estaban en la calle, pues, "vamos a tomarnos alguna que otra cervecita o lo que se tercie...", y sí, ya os adelanto que más de una de esas cajitas fueron olvidadas, que se recuperaran o se confundieran, finalmente por otras, eso ya no lo sé.


En cualquiera de los casos, no me cabe duda de que habrá encontrado la felicidad eterna por haber podido disfrutar de momentos extras siendo protagonista de las historias gaditanas.


Comentarios

  1. Jajaja y ahora, a que esperamos? No hemos terminado aún?

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  2. Jajaja.Nunca se puede saber cuándo será bel último viaje.

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  3. Aquí, en mi Paraíso, también se sienten las penas, mucho, tanto, tanto que se les dan la vuelta y se cantan por alegrías.
    Maravilloso prima.

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    Respuestas
    1. Sabes qué, me acordé de tu madre cuando lo escribí. ¡Qué le gustan a ella!

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  4. En todos los que yo he estado, siempre los primos de mi madre que son infinitos me han contado cantidad de anécdotas de ellos con mi madre. Yo como siempre era la gran desconocida y ellos para mí, pero enseguida sabían quien era por el gran parecido con mi abuela y tener sus ojos (LA ÚNICA).
    Llegaba el momento de tomar un café con algo y como no nuestro cigarrillo (no es imprescindible esto último eh?) y la verdad que me he ido con el corazón lleno de gozo por saber tantas cosas acerca de mi familia!!!
    Una maravillosa reunión familiar, mientras le deseábamos el descanso eterno a nuestro amado difunto!!!

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  5. También habria que decir el negociazo que supuso este cambio para una o más empresas que se dedicaban a inhumaciones y transporte de restos de uno al otro cementerio,imponiendo unos precios y condiciones que los familiares casi nunca rebatían por estar mal visto regatear precios a los difuntos.Conocí el caso de un amigo que quiso llevarse a la vez los restos de tres familiares y cuando le dieron precios le cobraron tres veces un transporte que fue único ya que en el mismo porte fueron los tres,pero pagó tres y era lo que había si queria,ya que tenían la exclusiva y o lo hacían ellos o nadie.

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