"BELLE ET BEAU DE JOUR, Á MIDI ET Á MINUIT"

 

No, nada que ver este título con la famosa y escandalosa, en aquella época, película de Luis Buñuel y que interpretara Catherine Deneuve a mediados de los 60.

En absoluto, la belleza, la auténtica, para mí, es la que te conduce al equilibrio y te hace llegar a la armonía y a la paz (justo todo lo contrario de la expresión francesa "belle de jour", que no coincide con la  traducción literal “bella de día" y que, en esta película, se interpreta desde el resentimiento de una mujer atormentada por traumas del pasado)

Hablamos, pues, de la esencia de la estética  para cada persona, sin diferencia de género y en todos los momentos del día y de la noche. Vaya por delante que cada uno tiene su propio concepto de lo bello; pero, no me refiero a una belleza concreta, tangible, sino a un estado que se percibe, o no, a través de un camino que personalizamos y  sentimos para verla.

Concibo  la estética como sinónimo de ORDEN, y lo contrario, lo antiestético, como el CAOS. Es decir, equilibrio armónico frente  desorden caótico.

La tan utilizada frase de que la belleza está en el interior no es totalmente correcta; si solo estuviera interiormente, no podríamos apreciarla desde fuera sin conocer al privilegiado que la tuviera. La belleza se cultiva desde el exterior para adentrarse en el ser y este sacarla al mundo  contribuyendo con su aportación al estado de lo bello.

No es fácil encontrar el método ideal a través del cual nos dirá por dónde ir para hallarla. El camino es largo y no siempre se termina con la victoria del encuentro. Dura casi una vida conseguirlo porque la vida está compuesta de infinitos momentos de aprendizaje, desde lo bueno y de lo que no lo es. Y es cuestión de ir sumando lo que te sirve y restar lo que  te quita.

Durante el trayecto, quizás aparezcan bellos espejismos que se conviertan en la peor de las fealdades; es relativamente fácil equivocarte y es probable que lo hagas. Y habrás tomado la opción correcta si lo descubres y te alejas; si te quedas, nunca, nunca llegarás a tener la belleza que hay en la armonía de las auténticas personas bellas.

 Por esto, cada uno debe conocerse y reconocerse a sí mismo y volverse a ver de nuevo para no perder lo que tanto le costó encontrar.

Esa paz, esa armonía, ese equilibrio, esa belleza los tienen los que son bellas y bellos de día, al mediodía y en la noche. Es la esencia de la estética y no se puede alterar porque la perdería al hacerlo.