" GREGORITO Y DON PÍO"
Mi gran amigo desde..., SIEMPRE, Pepe Díaz (le pongo apellido para no confundir) es el AMIGO por excelencia (significa el grado máximo en la escala de la amistad). Ni recuerdo cuándo ni dónde lo conocí, creo que ya estaba... Siempre está, jamás se ha apartado de nuestras vidas conservando la misma grandeza que nos daba juntos o repartiéndola, a partes iguales, cuando hubo que hacerlo. No importa cuánto duró el no vernos (años...). Fue llegar y ahí seguía y, con él, Aurora, su otra mitad. La famosa frase de Fray Luís de León: "como decíamos ayer..., así fue.
Es un hombre hecho a sí mismo, con voluntad de hierro, que consiguió subir esos peldaños con la honestidad y el buen saber hacer que da ser tan buena gente. Lo mejor de él, que sigue siendo él mismo: su gracia, su genio, su mal genio..., pero, no podríamos hablar de Pepe D. sin hacerlo de una de sus pasiones, innatas creo yo, que es la ornitología. Desde que sé que Pepe D. existía, supe también, que sus pajaritos (no en la cabeza, eh?), formaban parte de su corazón. Nadie como él para cuidarlos, criarlos, sanarlos, conocerlos y quererlos. Cualquier duda que tengas, él tiene su solución. No son sus mascotas, son parte de su vida y doy fe, de cuánto ha sufrido cuando alguno de ellos se iba para siempre.
Tentada por esa bonita pasión, hace muchos años, admitimos en casa (no fue fácil aceptarlo de entrada...), un canario, muy amarillo y, que, poco a poco, nos fue conquistando con sus sonoros gorgoritos durante todo el día..., ufffffffffffff. Lo que más le animaba a hacerlo era cuando escuchaba el himno nacional (fue el año de olimpiadas...), se venía arriba y zas, toma pío pio. Era uno más en la casa; dormía al abrigo del lavadero y, de día, feliz en la ventana que daba a la calle. Se le oía desde lejos cuando ibas llegando. El ser uno más, implicaba normas de conducta como la de su aseo: cada lunes, lo duchaba con gel y agua calentita y se quedaba en la gloria. Olía muy bien y brillaba a dorado su color.
Gregorito estaba feliz, todo iba bien hasta que..., una noche de enero, muy fría, lo dejamos olvidado en esa ventana; hizo demasiado frío y, amaneció más frío aún.
Pasado un tiempo de duelo, nos decidimos ir a por otro, esta vez lo bautizamos Don Pío (nombres de Papa, si...), en fin, nos dio muchas alegrías y cantos, (ya no solo al himno del país, también al del Barça). Todo fue tan parecido al anterior que, incluso, duró lo mismo que él en el tiempo. Esta vez, no fue el frío sino el no llevárnoslo con nosotros durante unas vacaciones, como hacíamos siempre y se quedó olvidado, como una maleta en la estación, en casa. Después de estas tristes y sentidas experiencias, no buscamos una tercera. Con la segunda, fue la vencida.
NOTA IMPORTANTE: NO SÉ SI ES GREGORITO O DON PÍO EN LAS FOTOS..., LO SIENTO, VIVI.
Qué bonito, Moby!!
ResponderEliminarCuantas alegrías nos dan y cuanto sufrimos cuando se nos van.
Ya me ha pasado con 2 personitas, yo era su mamá y cuanto lloré cuando se fueron!!
No he podido hacerme con otros!!Como les hablaba, les daba explicaciones... Ahora después de tanto tiempo recuerdo lo bueno con cariño y amor!!
Pues, nunca es tarde, invita a otro a tu casa!!! Besitos fuertes, querida Patri.
EliminarQue bien describes a nuestros amigos. Es verdad que siempre han estado ahí! La pasión de Pepe D. por los canarios no tenía límites. Me encantaba escucharlo hablar d ellos, y a Aurora protestar por el tiempo que les dedicaba. No creo que le guste mucho el final de Gregorito y Don Pio, pobrecitos! Me ha encantado que le hayas dedicado hoy tu Blogspot, se lo merece. Besos
ResponderEliminarMuchas gracias, cuñáaaa. Besitos.
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