"VUELVE A CASA , DUQUESA"

 


Al igual que el verso de una canción de hace muchos años "poco pan y mucho fútbol", es muy oportuno algún escándalo que desvíe la atención de esa otra actualidad de primera página.

El escenario no podía ser más apropiado: fin de las fiestas, cuesta de enero, sigue la pandemia, mucho frío y la luz demasiado cara... y un nuevo escándalo del padre, abuelo, suegro, marido, tío, ah, y exrey: tráfico de armas de un amigo cercano a él. Solo una breve reseña y queda tapada con la chistera de unos cuernos familiares que a todos les" sorprende" (¡¡incluido al exiliado!! por no entender cómo un marido osa colocar osamentas a su real esposa).

Lo del negocio de las armas, mejor, se aparca, a ver si una grúa lo recoge y lo desguaza en silencio. Una más, qué más da... Nadie se dará cuenta, casi nadie se ha dado cuenta. Fue una jugada perfecta. Una vez más, el yerno lo cubre a costa de su ya reventada rePUTAción. Todo esto iba con su puesto en la FAMILIA (léase con tintes napolitanos...), pero que, imagino, creerá que sus cuentas ya están saldadas y se va huyendo de la Zarzuela; aun con riesgo de la vuelta al trullo, pensará que ya ha pasado lo peor. No fue  príncipe, el ducado lo perdió, se quedó en chorizo lo que parecía 5 jotas; hoy, es un hombre, más o menos, como cualquier otro de cualquier día, cuya familia se rompe por motivos que les compete a ellos y que se elevan a razón de estado en un país ávido por comprobar que en todas las casas reales hay mucho parecido con las reales casas. Tan solo una insignificante y mínima diferencia entre ambas: lo siento, pero no, no existe esa pequeña diferencia. En fin, la niña vuelve a casa, y eso es lo más sorprendente, que un Borbón vuelva a casa de mamá. Su padre se calló y se fue y, el otro, se cayó quedándose.

Un consejo, Cristina (de tú a tú), cuando vuelvas a tu hogar de juventud, hazlo como una parada que sirva para recoger lo que dejaste en casa de tus padres y sigue tu camino como una más en este país, o como una menos si sales de él. Un sabio refrán dice "cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar" (quién dice vecino, dice hermana/o...)




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