"LOS ARMARIOS, SIN PUERTAS, MUCHO MEJOR"
Se tiene la creencia de que salir del armario consiste en revelar o desvelar la tendencia sexual de cada uno y, nos quedamos tan tranquilos pensando en que, si ese no es el caso, no tengo ni armario.
Lo primero, armarios tenemos todos y las puertas cerradas también. Esos espacios contienen lo más oculto de nosotros mismos, y que va mucho más allá de ser o no homosexual. De la mayoría de las perchas cuelgan muchos miedos, aquellos que hemos ido ocultando a lo largo de muchos momentos, vividos o sin vivirlos, y que no nos dejan llegar al fondo de ese espacio para despejarlos.
"El miedo al que dirán" es el miedo por excelencia; la vida se paraliza por ese temor en millones de situaciones de las que puedo dar fe porque las he observado desde fuera, afortunadamente,
La gente dirá o no, y ¿qué?, solo si estás libre de hacer tú lo mismo, es decir, no opinar sobre la vida ajena, dejarás de temer que lo hagan contigo.
En este miedo generalizado al que dirán, están incluidos muchos concretos: dar tu opinión (aunque sea el único con ese pensamiento); temer que, si no te sacrificas por alguien, perderás su amor (todo lo que se haga con la creencia de que te estás sacrificando, déjalo de hacer; solo haz lo que salga de tu corazón y no será ya sacrificio, sino tu voluntad); miedo al ridículo, a que puedas provocar risas por tu aspecto, que te "obligue" a adaptarlo al que presenta esa otra parte que ríe; sentirte ridículo por vivir un momento, supuestamente, mal visto o, políticamente incorrecto, aunque involuntario... No, pretender ser un "bienqueda" no es sano, no.
En definitiva, los miedos son inquilinos en esos armarios, no propietarios; el armario es tuyo y solo tú puedes ir despejándolo invitando a salir a esos okupas emocionales que te lo han invadido. Nadie puede ni debe hacerlo por ti; tan solo, si las puertas pesan mucho para abrirlas y la ocupación demasiado extensa, alguien con fuerza y claridad, podrá ayudarte despejarlo, vaciarlo y desmontar esas bisagras para que nunca más te ocultes dentro de él.
NOS DEBEMOS RESPETO, RESPETO RECÍPROCO y REFLEXIVO,
NOTA: EN LA PUBLICACIÓN DEL 4/11/21, TAMBIÉN SE TRATÓ ESTE TEMA CON EL TÍTULO DE "NUESTROS MIEDOS"
OJALÁ, CADA VEZ SEAN MENOS...
Excelente reflexión.
ResponderEliminarSe aprende tanto de tus relatos, Moby.
Antes me costaba hacer limpieza de armarios y ahora, los despejo que me encantan cada día más como quedan.
Se desvanecen mis miedos, sacrificios y todo lo que me perjudica!!
Voy dando lugar poco a poco a una Nueva Vida y más....
Como siempre, te has lucido con tu relato, Moby!!!
Muchas gracias, Patri.
EliminarPues si, ojalá. Afortunadamente la experiencia y la edad acaban con muchos de ellos aunque siguen quedando otros. Las mujeres de nuestra generación aprendimos a respetar a todos y se nos olvidó querernos y respetarnos a nosotras mismas. Siempre discretas, siempre dociles. Como diría Silvio, ? Que dirían las ventanas, tú madre y su hermana y todos los siglos del colonialismo español que no en balde te ha hecho cobarde, ? Que diría Dios?...... Que lastima de nosotras, cuanto nos perdimos! Cuanto dejamos de hacer. Ya está bien. Fueran los miedos, los miedosos y los cocos jajajaja
ResponderEliminarY, sobre todo, las que vienen detrás de nosotras, que las pille sin puertas ni ventanas. ¡Ojalá!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLos miedos son obstáculos en nuestro camino que no dejan avanzar.No es fácil desprenderse de ellos sobre todos de los que tenemos bien guardados en el fondo de armario y que salen cada cambio de temporada.Vencerlos es cuestión de esfuerzo y de tiempo.Siempre es POSIBLE.
ResponderEliminarSIEMPRE, MANA!!!
EliminarQué buen orden queda al leerte. Un beso.
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