" ¿Y LA MADRE DE LA IMPACIENCIA?"

 

Si, como dicen, la paciencia es la madre de todas las ciencias, significa esto que ¿la impaciencia es huérfana? Puestos a buscarle un término adoptivo, creo que el más adecuado es la sinrazón. La búsqueda de  los motivos de ese sinvivir y un planteamiento del porqué es la misión del impaciente.

El método más eficaz es a partir de la empatía, si sufres en tu propia persona a alguien más impaciente que tú, ponte en la piel del paciente que, anteriormente,  te haya sufrido a ti. 

Serlo o no, creo que se corresponde con la personalidad nerviosa o relajada de cada uno. Los impacientes se mueven por impulsos y con la creencia de que estos no se pueden controlar. No, no es así.

El impaciente tiene dos problemas: ni vive, ni deja vivir. Para el  que siempre está esperando, la espera nunca acabará. Inmediatamente después de conseguirlo, comenzará un nuevo estado de inquietud y, así, sucesivamente

Aquello que has hecho de manera incontrolable y que se había normalizado en tu conducta por no ver más allá de tu prisa, te restará mucha salud por estar siempre alerta,  sin poder bajar la guardia. Creo que la impaciencia nace de la insatisfacción, del no encontrar lo que te falta y del gran error por pensar que son los otros los que te tienen que completar.

Aprender a controlar esa impaciencia dañina, tóxica en muchas ocasiones, es un trabajo interior del que la padece; escucharse cuando te preguntes ¿a dónde voy tan rápido si el sol no va a salir antes para mí?, No puedes obligar al mundo a que cambie  a tu voluntad o, supuesta, necesidad. El resto lleva su ritmo (sí, muchas veces demasiado lento), y de la misma manera que el impaciente eleva su ansia en ese estado de espera, el esperado andará a la velocidad que se haya marcado.

                                                      

¡CONTRA LA IMPACIENCIA: PAZ y CIENCIA!