"EL CAMIÓN DE LA CORDURA"

 

                                  

Brrrrrrrrrrrrrrrr, chissssssssss, tontontontont. Son las 3,44 de una mañana cualquiera. Los espero en el balcón de mi cocina, ya los oigo llegar; solo uno de ellos se bajará a recoger el  bidón, el otro permanece al volante totalmente sincronizado con su compañero.

En el silencio, todo se oye, se escucha aunque no quieras, pero yo sí quiero. Es el momento donde se recoge lo que no nos ha servido o no hemos querido utilizar. Solo faltarían las 12 uvas para la anual reflexión sobre el balance del tiempo y la vida que se nos va. Es igual, exactamente lo mismo. 

Tenemos 24 horas y la mayoría de ellas acaba en ese contenedor mal iluminado por la falta de luces de sus usuarios. Nos ciega la sinrazón, la ausencia de pensamientos que no caduque antes, incluso, de practicarlos. Las horas mueren antes de nacer, son abortos a la luz de la realidad y nadie se escandaliza por ello, ni tan siquiera los que defienden la vida y el derecho a nacer. No, no solo somos cuerpos de los que nacen otros, somos mucho más que eso; nuestra materia física es limitada, nuestra mente, no. 

Cuánto se queda en la bolsa diaria de residuos, cuánta materia grisácea sin estrenar, sin percatarse nadie de que estuvo allí, a su servicio, sin, finalmente, servir para nadie, ni para nada.

¿ A dónde llevarán las ideas de consumo preferente, los valores sin cuestionar, los pensamientos sanos sin abrir, las reflexiones sin refrigerar y las intenciones rotas en su cadena de frío? Será cuestión de remangarse, meterse dentro de ese vertedero en el que, sin duda, habrá mucho más que reciclar de lo que pensamos o de lo que se nos quedó por ese camino antes de arrojarlo a su suerte.

Comentarios

  1. Fenomenal, Moby!! Te echamos de menos!!!! Muak

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  2. Yo lo reciclo todo, las ideas, las promesas, los errores, los recuerdos.... y todo lo que puedo. Me horroriza la frivolidad con la que tiramos todo lo que aún sirve para algo, con la de cosas que se pueden hacer de nuevo. Muy útil tú relato. Besitos

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  3. Yo no reciclo, vivo el día a día, intentando ser feliz todo lo que puedo. En el camino se queda todo lo que no uso, ya sea bueno o malo.

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