"RETIRARSE"


RETIRARSE:

VERBO TRANSITIVO:

1.- APARTAR A ALGUIEN O ALGO DE OTRA PERSONA O COSA DE UN SITIO. USADO TAMBIÉN COMO PRONOMINAL.

2.- APARTAR DE LA VISTA ALGO, RESERVÁNDOLO U OCULTÁNDOLO.

3.- OBLIGRA A ALGUIEN A QUE SE APARTE, O RECHAZARLE.

VERBO INTRANSITIVO:
1.- DICHO DE UNA COSA: TIRAR, PARECERSE, ASEMEJARSE A OTRA.

VERBO PRONOMINAL:

1.-Apartarse o separarse del trato, comunicación o amistad.
 2.- Irse a dormir.

 3.-Irse a casa.
 Los momentos donde me hallo fuera de mí, perdida en calles extrañas, en laberintos sin salidas; ni tampoco recuerdo para qué cogí el camino ni a dónde iba cuando lo hice, he de pararme en mitad de esos cruces sin semáforos que no me van a regular mis pasos porque solo yo decido cuándo cruzarlos a riesgo de equivocarme..., He de recordar el camino de vuelta, aquel que abandoné una noche sin luna y esperar el amanecer en un sitio seguro hasta que el sol se encuentre conmigo.
Me fui con llaves, siempre me quedó la remota esperanza de la vuelta y del regreso a dónde nunca me hallé, pero que iban conmigo por si acaso...
La cerradura estaba más tierna y dispuesta a girarse hacia mí. Entré. El mundo sobraba, nadie estaba invitado. Éramos la soledad, el silencio y yo. Demasiados pensamientos enredados, solo a mí me correspondía encontrar un cabo del que tirar y empezar, poco a poco, a quitar nudos. Es todo un proceso, laborioso, del que la paciencia es mi mejor aliada.
Para vaciarte, has de llenarte de vacío, solo así irá saliendo lo que estorba. No es el momento de relacionarte con pensamientos ajenos ni historias forasteras; solo yo, sin lecturas, sin papel en blanco en el que fijar el negro, sin palabras comprometidas ni comprometedoras..., 
Limpiar mi casa y vaciarla es hacerlo con la mayor sencillez, no buscar en lo complejo lo que vas a encontrar en la simpleza, en lo natural. No añadas a la maraña más problemas que resolver. 
Busca un rincón cálido, cómodo y quédate en él, que pasen las horas a su antojo, que lo hagan también los días y las noches. No existe la prisa. Los relojes tienen horas libres hasta que se les avise. 
Hay de todo en esa reclusión sine die; unas flores cautivan mi mirada durante largo tiempo; no sé si las miro a ellas o más allá. No importa. Las miras, nada más.
La luz artificial se va transformando en natural según transcurre el día para esa planta y veo que ese es su principal alimento y aliento. Me hago amiga de ella, le transmito ese oxígeno que necesita y ella me lo devuelve más puro. Es hermoso, sí.
El vaho saliente se fija en un espejo trasero a ella, lo que la multiplica al ser muchos los reflejos que van apareciendo en un espacio elevado a la máxima potencia de imágenes reflejadas mutuas y recíprocas. En todas ellas, aparecemos las dos, cada vez somos más, son inagotables; quizás, demasiados espejos habitan mi casa; quizás, necesito mirarme más en ellos; quizás, necesito verme en ellos; quizás, también sobre la planta y estar solo yo en ese reflejo de lo que soy, de lo que sí y de lo que no. De lo que ha de quedarse y de lo que ha de ser retirado intransitivamente.
El reloj fue reclamado y debió incorporarse a la orden de ser más flexible en sus alarmas que provocan sobresaltos. Los roles empiezan a cambiar. El me informará y yo gestionaré sus tiempos. El cabo perdido fue hallado.  

Comentarios

  1. Vaya! Si que es conmovedor como dice tu amiga, pero creo que para vaciarse no hace falta llenarse de vacio al contrario, hay que llenarse de lo realmente importante y cuando rebosemos de ello, ya nos iremos vaciandonos de lo que sobra, sin darnos cuenta. Los
    que nos quieren y a los que queremos nos ayudan a ello. Yo lo llamo "ir recogiendo".

    ResponderEliminar

Publicar un comentario