"DOS HORAS EN EL FIN DEL MUNDO"
Era la noticia más comentada y trágica de aquella mañana. Se olvidaron las guerras, la inflación, el cambio climático, las enfermedades, y todo se oscureció en plena mañana. Fueron un par de horas donde el mundo enmudeció y la tierra se paró. Nadie sabía qué hacer con su vida, ya nadie recordaba cómo se habla con el de al lado, nadie sabía utilizar otros medios como un simple teléfono en modo diálogo y con el sonido de tu propia voz y, por supuesto, un teléfono fijo que ya está cercano a su desaparición por considerarlo inútil.
Empecé este post diciendo que casi todo el mundo..., al menos, a mí, no me pilló. Uso el wsp para respuestas o preguntas breves; hace mucho que lo dejé para mantener conversaciones; es nefasto y peligroso.
De la misma forma, el correo o email, sirve para, o bien, cartas oficiales, comunicados o textos dónde no haya que expresar emociones; es un medio frío, perdido en el espacio e, incluso, el tiempo.
Querer transmitir sentimientos a través de emoticones, de frases o palabras entrecortadas para contar lo que nos pasa puede estar bien si lo que vas a contar es algo rápido o urgente. Puede ser útil y correcto.
Pero no todo es rapidez en la comunicación, ni puede ni debe serlo. Hace tiempo, comentaba en este blog todos los elementos de la comunicación y que todos son imprescindibles para que exista; si uno fallase, todo puede caerse y romperse ese acto comunicativo.
Todos esos elementos son fundamentales, y en las redes, se ignora el contexto. Nadie se para a dar los datos suficientes para entender esa situación por la que cada uno está pasando o viviendo previa a entrar en esa transmisión de palabras. Lo definiría como algo parecido a ir todos vestidos con un mismo uniforme donde ya nadie se fijaría en ese punto porque no es interesante y hay que obviarlo.
Gran error. Sin contextualizar lo que nos pasa, lo que nos inquieta, lo que nos hace felices o no, el porqué necesito llorar o reír, y todas las demás razones o motivos que nadie sabrá nunca porque nadie ya lo leerá o lo entenderá por ser demasiadas las palabras y que obligan a emplear un tiempo que no se quiere perder, todo ese contexto imprescindible para que ambos hubieran llegado a entendimientos y a compresiones vitales, se perdió en ese universo enredado donde deben estar retenidas millones y millones de palabras enredadas que nunca llegaron a servirles a nadie.
El lowcost también llegó a la comunicación y lo hizo para quedarse. La magia desapareció con él.
Es cierto como todo el mundo se estremecía al no poder usar este medio de comunicación.
ResponderEliminarSiempre ha habido comunicación y no había WhatsApp!!
Besos, Mobi!!
Muchos besos, Patri!!!
EliminarViva el ratito de charla! Viva el verse! Yo ya tenia guasa atrasada. Y me quedan mantas para quemar en la azotea.
ResponderEliminarQue se escuchen las voces que apagan las alarmas de los silencios
ResponderEliminarQué verdad llevas en tus palabras
ResponderEliminarMuchas gracias!!!
EliminarHola Moby. Excelente. Te saluda Ricardo desde Tucumán, Argentina.
EliminarExcelente, como siempre Moby. Lamento me hayas excluido de tu lista de amistades en Facebook. No sé qué pasó. Gracias.
ResponderEliminarTodavía quedan cosas por inventar y que pueden dificultar más aún la comunicación tal y como la conocíamos. La verdad es que yo ya no sabría que hacer sin wassap. Tiene sus ventajas. Podemos mantener conversaciones superdispares y desarrollar habilidades para hacernos entender sin inmutarnos
ResponderEliminarMientras que no se destruya ninguno de los elementos comunicativos, servirá...
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