"ENTRE LA PAZ Y LA GUERRA"

 

Cada vez tengo más claro que nuestra existencia se debate entre la paz y la guerra, el odio y el amor. Esa bipolaridad se manifiesta en cómo nos tratamos a nosotros mismos y a los demás. El punto de partida es el Yo y lo reflejamos hacia el otro para sacarlo y verlo en el exterior como cuando lo hacemos a través de un espejo.

Que existe el bien tanto como el mal son hechos indiscutibles. No, no es el mundo, somos los humanos quienes lo aportamos porque los traemos de serie. El ángel y el demonio conviven y luchan encarnizadamente para ganar batallas y, a veces, la guerra.

Cuando una persona se deja  arrastrar por otra que solo le aporta la NADA, porque todo lo malo ha de ser aniquilado y dejarlo morir, es ella misma la que se está manifestando desde su más oscuro rincón de emociones contenidas y su necesidad de exteriorizarlas le hace dirigirlas hacia un ser que las personifique y, de alguna forma, las pueda ver y tocar para engañarse con aquello de que, por fin, ha encontrado al alma gemela que la entiende. Ese es el gran error. Es más fácil dejarnos destruir por el otro, en apariencia, que culparnos por la cobardía al admitir que la destrucción la elegimos nosotros y no al revés. 

Somos libres de estar en esa situación tóxica o de escaparnos de ella. Huir, sin más, tampoco es la mejor de las soluciones, has de saber el porqué antes de dar ese paso para no volver a pisarlo. Derrotar al enemigo afuera no es encontrar la victoria que buscas, hay muchos y no tendrás vida suficiente para batirte con todos. Empieza a encontrar tus propios demonios y no los ajenos. Hazte responsable de tu gestión íntima y saca de ti todo lo que te dirige hacia lo que odias de los demás porque es lo que odias de ti mismo. 

Comentarios

  1. Cuanta verdad!! Somos nuestros propios enemigos!

    ResponderEliminar
  2. En silencio nos destruimos a nosotros mismos a gritos!!
    Excelente, Mobi!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario