"CUENTO ARRIMADOS A LA ABUELA: DADA Y EL HADA DE LA BARRIGUITA FELIZ"
Todo es posible en los cuentos y, muchas veces, en la realidad. Que dos hadas lleguen al mundo en la misma ciudad, mismo hospital, misma habitación y, con apenas unas horas de diferencia, es posible y lo fue.
La mamá de Dada, Vivi, y la mamá de Manuela (precioso nombre donde los haya), llamada Marina, nacieron juntas y con dones para curar y proteger a niños y mayores. VIVI cuidaba de que todos respiraran el mejor aire para disfrutar más de los paseos, los juegos y que sus pulmones siempre estuvieran preparados para todas las actividades. El hada MARINA vigilaba que las tripitas de bebés, papás, mamás y abuelitos y yayas siempre fueran cuevas mágicas para el encuentro de esos alimentos que llegaban hasta allí y que se mantuvieran en paz y armonía entre ellos.
El hada Marina destacó en su gran manejo de todas las ciencias y las letras. Nana pasó años muy felices conociéndola durante ese aprendizaje que fue muy fácil para tan aventajada alumna. Sus profundos ojos de brillante mirada los heredó Manuela, al igual que su facilidad para hacer amigos en mundos de paz.
Marina, el hada de las barriguitas felices, tenía el poder de estar cuando se la necesitaba, siempre vigilante, amable, cariñosa con todo al que les amanecieran dolores o molestias en esa parte del cuerpo. No había que avisarla, ella ya lo sabía.
Hacía pocos días que había acudido, en su mágico vuelo, hacia un destino especial, en el que se encontraría con alguien muy, muy especial. De inmediato, apareció con sus cuidados y todo su amor. El sonido de su dulce voz, sus eternas sonrisas y su gran sabiduría eran la mejor de las enciclopedias para ayudar a todos los que, en algún momento, podían estar malitos.
Entre otras misiones, la suya era que todos aprendieran a comer sano, natural, con pocas chuches y mucha fruta, verduras, legumbres y todo aquello que no produjera un crecimiento insano en niños y mayores para mantenerlos alejados de esas consecuencias que les acarrearían verse enfermos algunas ocasiones tan indeseadas.
Manuela, su preciosa hija, ya estaba en ese camino y, Dada, algo más pequeña aún, ya empezaba en este sano y buen aprendizaje para que ambas fueran creciendo fuertes en el mundo y en la vida que les quedaba por recorrer.
Y lo mejor de todo, es que si una de las hadas despertaba enferma, la otra aparecería sin demora para devolverle la alegría de tener esa barriguita feliz. Gracias, querida hada madrina; gracias, querida Marina.
Qué afortunadas son Manuela y Dada
ResponderEliminarMuchísimo, sí.
EliminarFeliz recorrido de la vida para esas afortunadas hadas!!
ResponderEliminarSÍ, SE LO MERECEN, SE LO HAN GANADO!!!
EliminarEl poder de esas hadas está en sus alas y sobre todo en sus raíces.SIEMPRE.
ResponderEliminarSIEMPRE, SÍ!!!
Eliminar🧚♀️🧚♂️
ResponderEliminarY qué felices!!!
EliminarQue suerte tienen Dada y Manuela con sus dos Hadas maravillosas que recorrerán con ellas el camino de la VIDA, una vida bien vivida, acompañada y disfrutada.
ResponderEliminarY qué suerte tenerte tan cerca de nuestros corazones!!!
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