"CUENTOS ARRIMADOS A LA ABUELA: DADA Y EL HADA BRILLANTE"


Apenas levantaba dos palmos del suelo nuestra Vivi, cuando ella llegó a nuestra casa. Lleva media vida con nosotros y esperamos que se quede la otra media porque es imprescindible. No vino sola, la acompañaba y la precedía su infinito corazón. La tata Maribel es mucho, es todo. Ella es la brillantez por sí sola, no hay nada que se le resista si algo no funciona o creemos que no tendrá arreglo. Cuando pasa por sus manos, pasa su ternura, su buen hacer y su perfección. La casa queda sanada de sus males y desarreglos recuperando su salud y esplendor. 

Tiene todas las herramientas consigo, es una experta en saber lo que se necesita en cada momento y no existen secretos para ella en las reparaciones, siempre encuentra la solución. 

Al llegar, abre las ventanas y entra la luz, el sol, el día o la tarde; ella es esa luz, ese sol y esa disponibilidad a cualquier hora.

Apenas levanta un palmo del suelo Dada, y todo empieza de nuevo con esa nueva vida. La tata Maribel la adora y ambas lo saben. Dada le da su sonrisa demostrándole que está muy contenta de verla. Y las dos charlan de sus cosas porque se entienden muy bien.

La tata Maribel es mucho más que una tata, es una amiga, es una madraza, es una grande en el mundo donde pocas personas lo dan todo. 

Sus avíos de trabajo son plumeros para que vuelen y se vayan lo que no ha de posarse; aspiradoras para eliminar los malos aires y respirar la paz; fregonas que diluyen la oscuridad de la tierra; escobas que barren tristezas y  quede la alegría.

La tata Maribel, nuestra querida Maribel, es la que solo con mirarte a los ojos, sabe que tú también necesitas de ella y te da ese abrazo desde su corazón, fuerte, muy fuerte para que el tuyo vuelva a resplandecer y a brillar.

Sin duda, la tata Maribel es un hada, sus superpoderes hacen que la magia recomponga nuestro hogar y, lo más importante, nuestro mundo de armonía y sentimientos. Muchas gracias, Maribel.

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