"POCO PAN Y MUCHO FÚTBOL" ( AHORA, CONTEXTUALIZADO)


Durante los largos años de la dictadura, no faltaban, el 1 de mayo, día del trabajador, su buen partido de fútbol y, si había postre, alguna corrida de toros; menú completo. Esto suponía un imán infalible para retener a la población en casa, recogidos y felices. ¿Quién osaría perderse estos espectáculos a cambio de reivindicar mejoras sociales y laborales?

Entre los miedos a la iglesia y al cumplimiento con los preceptos dominicales y otra fiestas de guardar, todos los peligros quedaban controlados.

Esa era la vida de los españoles de a pie, los trabajadores mal pagados y explotados. Los que se sublevaban no volvían a sus casas, sólo les quedaba las entre rejas.

Y así permaneció hasta hoy, la locura y necesidad de esconderse tras el fútbol, convirtiendo pasiones y reclamaciones en vicios que, según manifiestan, lo llevan en la sangre por haberlos heredados de padres a hijos.

No, no es sólo un fenómeno nacional, se da en todos los países, curiosamente, donde más carencias existen, lo que reafirma que tienen un origen común.

Vivimos tiempos de carestía, de necesidades, de robos de derechos establecidos, de falta de justicia justamente impartida, de corrupciones descaradas, de amenazas de retornos de tiempos fascistas y de hambre. Hay hambre y poco pan. Pero no hay apetito de lucha, de protesta, de salir a la calle a denunciar la realidad que se vive y se malvive. La gente no se arroja en masa para protestar, prefiere el silencio y que lo haga otro por él. Ya se quejarán de lo mal que va todo en las redes o en los bares o en los supermercados o en los ambulatorios y hospitales cuando no sean atendidos por falta de personal al que se le ha negado un contrato digno y se ha quedado en la calle en vez de en su puesto de trabajo.





No se trata de no ser aficionado al fútbol, por supuesto, pero de ahí a que declaren que es lo más grande y que lo llevan en las venas..., por favor, en las venas circula la sangre, esa sangre que nos mantiene vivos, y el único color es el rojo, no el de la camiseta que vista su equipo del alma. Sangre que se ha derramado en pro de libertades no en busca de un balón para patear y cuya misión vital en que entre en una portería o no. 

Busquemos que esa entrada sea la del pan, la de los sanitarios a las ocho de la mañana en los hospitales, la de los alumnos en los colegios públicos dignos. No gastemos fuerzas para festejar los triunfos de un equipo de fútbol al que, posiblemente, la semana próxima atacaremos por no adentrar ese preciado balón en la portería contraria. Lo contrario es demostrar que el pueblo va más allá de lo que puede hacerlo esa esfera pateada. 

Las elecciones no se ganan el domingo 28, sino cuando los españoles saquen a la calle no el triunfo de sus goles sino la victoria de los derechos que nos atañen a todos. Ese día sí hay que festejarlo.


CONTEXTUALIZANDO: HACE 15 DÍAS, SE CONVOCÓ UNA MANIFESTACIÓN EN PRO DE LA SANIDAD PÚBLICA, SÓLO ASISTIÓ UNA MUY PEQUEÑA MINORÍA. ESTE FIN DE SEMANA, GANÓ EL EQUIPO LOCAL DE FÚTBOL Y MILES DE PERSONAS SALIERON A MANIFESTAR SU GRAN ALEGRÍA.

Comentarios

  1. Gracias por tu escrito aún no he podido dormir!!
    Me lees el pensamiento, como se desvive cierta gente por el fútbol!!!!
    He presenciado peleas de matrimonios por el fútbol!!
    Sin embargo por los derechos humanos y por una dignidad nadie opina!!
    Qué injusto me parece!!
    Un abrazo enorme, preciosa Mobi!!

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  2. Muchas gracias por tus palabras y felices sueños. Muchos besos, Patri.

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  3. Hay que seguir luchando por mantener una sanidad y una educación públicas y de calidad.

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    1. Y que el pueblo sea consciente de que todos somos responsables para reclamar lo que nos pertenece por derecho

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  4. Totalmente de acuerdo con tu reflexión. Es de vergüenza que se presume de que el ser humano evoluciona y lo que demostramos constamente es lo contrario, increíble. Felicidades por tu escrito Mobi cariño ☺️😘😘

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