"RAZÓN VERSUS SINRAZÓN"

 

¿Tener o no tener la razón? es una creencia tan vaga y amplia que no es útil si no la sustentamos con una base para mantenerla. Las razones han de partir de unos principios universales por los que regirse y, a partir de ellos, defenderlos. Siempre he pensado que lo básico y como punto de partida en cualquier ser humano es separar el bien del mal desde el conocimiento de lo que significa cada uno de ellos. Estos no sólo los marca la justicia terrenal o sobrenatural como las religiones u otras tendencias abstractas que no tienen sustancia suficiente para abarcar algo mucho más concreto y personal. 

Si bien existen unas normas generales para la convivencia y que son de marcado cumplimiento, están, por encima de ellas, las que nuestra conciencia nos determina y esas son ineludibles porque somos nosotros nuestros propios jueces y los que debemos valorarnos entre esa dicotomía del bien y del mal.

¿Cómo diferenciarlos?, cualquier persona que no padezca un trastorno mental que distorsione sus pensamientos y, por ende, sus decisiones, tiene dentro de sí mismo esos conceptos naturales con los que actuar en cada momento de su vida.

La moral, lo amoral o inmoral pueden regirse por costumbres practicadas desde la educación recibida en su ámbito familiar o social en función de tradiciones o normas no escritas normalizadas. En cualquier caso, no justifica que no se puedan modificar. El ser humano tiene inteligencia para hacerlo desde el momento en que es consciente de que no es lo correcto: si no te enseñaron que tirar papeles al suelo es perjudicial para la sociedad, tu conducta es amoral por el desconocimiento de esa mala praxis; pero, desde ese momento en el que ves que las calles están sucias como resultado de esa conducta ya has aprendido que no es bueno y no debes repetirlo.

Es decir, los resultado de nuestras acciones nos sirven para aprender lo que sí y lo que no es bueno y su contrario.

Nadie tiene una razón defendible del porqué arroja papeles al suelo, tan sólo el porque me da la gana o mucho peor aún, el porque todos lo hacen...

Subamos bastantes peldaños y situémonos en cuáles son las razones para elegir en las urnas uno u otro partido político: ?el porquemedalagana o el porque todoslohacen?

Apliquemos las razones de lo que está bien de lo que está mal, reflexionemos con nosotros mismos, sin más información que la que nos proporciona nuestra conciencia, nuestra moral, nuestra intimidad, nuestra ética y actuemos en consecuencia.

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