"ESPAÑA NO ES PAÍS DE ADIVINOS"

 

Soy muy madrugadora, quizás, demasiado, mis horarios no coinciden con el resto de españoles, sólo con los australianos. Duermo las noches tempranos y amanezco aún en ellas. Anoche, el sueño me atrapó antes de conocerse el cómputo total de los votos; los últimos resultados que pude  escuchar se debatían entre los buenos y los malos, pero, Morfeo tuvo el detalle para conmigo llevándome  en un equilibrio esperanzador donde la libertad tenía posibilidades de sobrevivir.

He abierto los ojos y ellos se han ido de inmediato a buscar resultados totales; lo mejor, no han sido totalitarios. Vamos bien, me dijeron. No hay vicepresidente voxiferante; tampoco, presidente imPPresentable. Gran parte del país aún conserva la cordura, vamos mejor. El pueblo dormido se despertó ayer con horarios alterados por pesadillas que aún siguen en nuestro subconsciente. Se olvidaron siestas, se retrasaron pisadas arenosas y  horas de tumbonas y toallas bajo nuestros cuerpos. La sombrilla era inteligente tanto, como para cubrirnos cara al sol y el protector de sus rayos nos regaló un alto factor para evitar quemaduras muy graves.

La naturaleza es sabia, queda demostrado. La humanidad tiene pendiente hacerlo. Durante toda la campaña, voces de ouija han intentado, desde el más allá de las pantallas, avisarnos de que las decisiones ya estaban claras, que las elecciones no servirían más que para confirmar sus datos y que, hoy lunes 24, tenían reservas para celebrarlo. 

No, no, España no es país para adivinos ni para divinidades. Somos un pueblo en el que actuamos por impulso cuando está perdido en su ignorancia pero que, cuando es capaz de utilizar razones para sus movimientos, estos se convierten en pasos solidarios, firmes y con los pies en la tierra.

Comentarios

  1. Buenos días, esperemos que el país termine eligiendo lo más apropiado para todos, aún está por ver, según he escuchado esta mañana...😘😘💕💞💓

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  2. Sí, pero quedan esperanzas, la tragedia no se ha representado, esperemos que la clausuren sin estrenarse. Besos, Dai.

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