"LOS DIEZ, Y MUCHOS MÁS, MANDA...MIENTOS"


En los años sesenta, cuando nací, el bautismo, en la fe católica, era un imperativo legal literalmente, tanto que, el documento que lo corroboraba era imprescindible a lo largo de toda esa vida. Te echaban una fría agua a los pocos días de llegar a este mundo, llorabas por lo desagradable que resultaba para ese recién nacido y ya estabas matriculado en esa carrera hacia ese cielo, si aprobabas, o a los infiernos, con olas de calor continuas, si no superabas el aprendizaje del camino cercano a  la santidad.

Conocí pronto esa pretensiosa ruta hacia las alturas desde mi colegio a la par que enseñaban el catecismo, la constitución apócrifa, que controlaba lo bueno y lo malo, y que había que memorizar cada día, junto a esas cuentas de un rosario cantado cada tarde. Sí, era bastante patético ese adoctrinamiento mental y muy lejos del corazón.

Afortunadamente, el dios al que rezaban se fue al cumplir yo los quince y, poco a poco, las criaturas celestiales cayeron muy cerca de esos hornos ganados a pulso. En plena adolescencia, fui comprobando que mis principios y valores los aprendí a través de mis buenos padres, cuyo catecismo escribieron con mucha dedicación, ternura y grandes ejemplos de vida.

Fuimos muchos los que nos apartamos de esas creencias descreídas, pero, también muchos los que siguieron. Una gran parte por convencionalismos, en momentos y horas puntuales y, otros, por convicción; a estos últimos los respeto sinceramente porque son dueños de basar su espiritualidad en los principios que los guíen por el camino que han elegido.

Pero, aquellos que esperan sólo un hueco en los altares junto a la santidad de los falsos golpes de pecho y de estado escudándose en que eso es la bondad y la voluntad del supremo y que son sus enviados para salvarnos, mejor gritarles: !!!!VADE RETRO, SATANA¡¡¡

¡¡¡¡Ay!!!, ¿vaya por dios!, que ahora va a resultar que tampoco son de los de cumplir con sus votos tan repetidos como las tablas de multiplicar y no las de Moisés, sino para sumar riquezas ROBANDO Y MINTIENDO. 

Si hay dios (cristiano, judío, musulmán...) y la buena gente cree de verdad en ellos, que rece por la humanidad para que esta permanezca alejada de esa mala gente que fundirá, todo lo que posee la tierra, en un ídolo de oro al que adorar.

No les demos poder a los malvados, a los que nos roban, a los que nos mienten, a los que sólo participan en banquetes junto a las miserias de los que aplastan. Sigamos los MANDAMIENTOS de la conciencia y de los valores del corazón.

Comentarios

  1. En el nombre del padre!

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  2. Tengamos valores y seamos fieles a ellos!!
    Como siempre todo un acierto, queridisíma Moby!!

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  3. Ojalá el domingo, a las 22 horas, se pueda valorar el buen juicio de los españoles para mantener nuestros derechos y libertades. Besitos, Patri.

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