"P.P., PINOCHO, PINOCHET..."

 

A pocos días de encontrarnos con las urnas, ya conocemos, sin necesidad de encuestas que nos informen, al P.artido P.erdedor. El pueblo no se ha pronunciado, ignoramos sus decisiones, pero sabemos quiénes no podrán alzarse con el triunfo moral. La ausencia de ética que los envuelve en esa nube negra y espesa de las mentiras compulsivas les inhabilitan ante la victoria. La historia se ha encargado de contarnos cómo han sido los gobernantes cuya política carece de verdades frente a ese mundo que pertenece a humanos en busca de sus derechos para tener vidas dignas y crecer con igualdad de oportunidades desde que nacen y en cada una de sus etapas vitales. ¿Cómo se le puede enseñar a un niño si no se le educa a pensar en libertad? ¿Por qué ha de basarse en unos principios religiosos que no puede comprender porque pocos lo consiguen, pero que han de seguirlo por imperativo legal?.  A la infancia no se le puede mostrar un sólo camino sino un mapa de colores que marque todas las posibilidades de conducir sus vidas. Los libros de textos han de ser abiertos a opiniones dónde el alumnado decida cuál es la que está más cerca de sus convicciones y no las de las editoriales. Es un derecho y un deber de los educadores enseñar desde la verdad limpia, sin adornos, sin maquillajes que ocultarán muchos datos importantes para ese aprendizaje de valores y principios con los que madurar.

Y cómo sería posible con un sistema que anularía esas libertades desde la infancia, la adolescencia, la juventud y la posterior educación que recibirían sus futuros hijos. Sería una cadena cuya interrupción costaría décadas de enfrentamientos, sublevaciones y silencios ocultos de verdades. Los cielos serían grises de nuevo. Los colores serían expulsados junto a la alegría. 

Cómo decirle a la infancia que no se debe robar a los ciudadanos a cara descubierta si sería y lo ha sido una obviedad de la que no se han arrepentido ni condenados y campan al aire libre sin ninguna vergüenza por sus delitos sin castigo.

Los niños conocen el cuento de Pinocho, saben que se buscaba la vida a base de mentiras y tras esos actos, su nariz crecía con cada una de ellas. Manda NARICES, pues, que aun habiendo tiempo de conocer y reconocer a los mentirosos que aspiran a ese triunfo, el pueblo los aclame como  salvadores de sus futuras miserias a los que, electores en potencia, les siguen sin la conciencia de estar entregándoles las llaves de su libertad de pensamientos y formación, donde la cultura será esclava de beatos censores por el bien del rebaño que, ingenuamente, creyó a ese Pinocho que buscará alianzas con el exterminador que fue y será de nuevo Pinochet.

Comentarios

  1. Muy cierto Moby. Totalmente de acuerdo 😊👍😘😘

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  2. 👏👏👍👍 M.C.

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    1. Entre todos, ponemos un poquito...

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    2. Es que desde el teléfono no puedo identificarme. Me parece un buenísimo artículo. Un abrazo.

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    3. Muchas grscias!!!

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