"DE POLÍTICA, NO, EH?


Que son tiempos, años, convulsos en todo el mundo es una realidad. El mundo vive entre guerras, disputas constantes y opiniones disparatadas sobre lo que está pasando. No damos pasos hacia delante, sino todo lo contrario; vamos tanto hacia atrás que vivimos en el medievo donde la mayoría del pueblo chilla pero no grita. Habla desde la desinformación, la ignorancia y el dejarse llevar por los berridos de los que lo hacen con voces vacías tal y como lo harían los que no razonan y se contentan con pasar el día hasta que llegue el siguiente. 

No se busca el fondo de la verdad y no se cuestionan las mentiras; se contraataca con sinrazones; no escuchan la réplica del contrario y, antes de dar tiempo a terminarlas, ya tienen preparados nuevos insultos porque no tienen razones para entrar en una dialéctica sana en la que se enriquezcan a través de esas palabras cruzadas y se busquen soluciones que es la finalidad para llegar a consensos que den soluciones a los problemas.

Estamos en la era del disparate, la del todo vale si a mí no me salpica. A la ya mencionada ignorancia generalizada hay que añadirle el egoísmo que se respira por doquier: si yo hago mis cuatro comidas diarias, tengo techo y lecho y para mis cervecitas y el tapeo, ¿de qué me voy a quejar? No se paran desde esa barra a mirar hacia atrás donde, seguramente, alguien se esté lamentando por carecer de lo que ellos entienden como algo natural y merecido.

No, no sólo son los jóvenes, los siempre denominados inmaduros, los que, en su mayoría, más allá de sus narices, sólo está la noche para divertirse y el día para dormir esas consecuencias. Es la población generalizada la que no siente, la que no piensa, la que vive a espaldas de la verdad porque se ha girado voluntariamente a ella para que no la molesten los problemas ajenos.

Cuando escucho la frase: "de política, no, ¿eh?", sé que me está hablando ese tipo de persona convencida de que temas que no se tocan, te librará de tocarte a ti y así seguir tu vida de cara a tu mundo. 

No, no podemos, no debemos mirar hacia otro lado dando signos de que el mundo en general y el más cercano en particular, no nos importa porque todos estamos en él aunque te resulte indiferente su presencia. Dudo si es el miedo, la inseguridad o el yo no hablo de eso para huir o que la falta de implicación es debida a que ya no creen en los políticos. Y¿ para qué está el pueblo sino para luchar y decidir en las urnas los que sí serían los buenos para esa mayoría olvidada, pisoteada, despojada de sus derechos naturales y adquiridos? Somos los otros, los privilegiados los que tenemos la obligación moral desde la consciencia de que no podemos dejar de luchar como individuos hacia la colectividad.

                             ¡¡¡PORQUE, LA POLÍTICA, SOMOS TODOS!!!

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