"LA BELLEZA"


Aute reivindicó  el espejismo de intentar ser uno mismo en ese viaje hacia la nada que consistía en la certeza de encontrar, en una mirada, la belleza. 

Definir la abstracción de lo bello es sutil, delicado, difícil, complicado. Viajar, andar, caminar, pasear, volar y elevarte hasta el universo donde alguna estrella sirva de  asiento y descanso y  contemplar el conjunto que la atrapa y la esconde, es posible. La belleza está viva; el terrorismo de los infiernos viene a por ella, la desea, quiere poseerla, desnudarla y robarle su esencia, su alma. Ellos lo saben y no descansan en su empeño. Buscan subastas donde se puje sin remordimientos; aun siendo desorbitado,  pagarían. La belleza nace, vive y no muere si no es porque la maten; no conoce el suicidio, sí la resurrección. Renaceres continuos, insobornables; jamás se rinde; demasiado fuerte, demasiado hermosa para entregarse a los que la odian. Ella  reaparece en caminos despejados de cegueras,  sin esos antifaces opacos que cierran ojos ante su presencia; sabe que sólo los ciegos desalmados dejan de protegerla, admirarla y reconocerla. 

No tiene domicilio, habita donde la acogen y sigue su camino posándose allá donde las puertas se le abren; es intangible, pero no invisible; se percibe a través de esa mirada que la encuentra y que reactiva almas ausentes, ahora de vuelta.


LA BELLEZA

Enemigo de la guerra y su reverso, la medalla,
no propuse otra batalla que librar al corazón
de ponerse cuerpo a tierra
bajo el paso de una historia
que iba a alzar hasta la gloria
el poder de la razón.
Y ahora que ya no hay trincheras,
el combate es la escalera
y el que trepe a lo más alto,
pondrá a salvo su cabeza,
aunque se hunda en el asfalto
La belleza,
la belleza,
la belleza, la belleza,
la belleza.
Míralos como réptiles, al acecho de la presa,
negociando en cada mesa, maquillajes de ocasión.
Siguen todos los railes
que conduzcan a la cumbre,
locos, porque nos deslumbre,
su parásita ambición.
Antes iban de profetas
y, ahora, el éxito es su meta
Mercaderes, traficantes,
más que nausea, dan tristeza;
no rozaron ni un instante,
La belleza,
la belleza,
la belleza, la belleza,
la belleza
Y me hablaron de futuros fraternales, solidarios,
donde todo lo falsario, acabaría en el pilón;
y, ahora, que no quedan muros,
ya no somos tan iguales,
tanto vendes, tanto vales,
¡Viva la revolución!
Reivindico el espejismo,
de intentar ser uno mismo,
ese viaje hacia la nada
que consiste en la certeza
de encontrar en tu mirada,
La belleza,
la belleza,
la belleza, la belleza,
la belleza.

 L. E. AUTE

https://youtu.be/uxYdyXGHZxs

Comentarios