"INDEPENDENCIA"

 

No, no comentaré las  independencias políticas en esta ocasión; por encima de ellas, mucho más, existe  la independencia del ser humano, la del individuo. Se suele asociar con soledad y no con libertad. Ser libre es un regalo que te da la vida, sentir que puedes volar sola, sin que nada ni nadie te pare ese vuelo, es ser poderosa en la tierra. Que una mujer lo sea, parece extraño aún en estos tiempos. Sienten compasión por no ver quién  me proteja, me cuide y comparta conmigo cama, mesa y sofá. Alguien dijo que vivir rodeada de gente puede ser la mayor de las soledades si en ninguno encuentras la compañía que tú misma sabes darte. La peor de las soledades es no encontrarte; es un camino largo que se recorre despacio pero, que siempre has añorado porque sabías que estaba ahí, esperándote. Te equivocas muchas veces y entras en espacios ajenos creyéndolo el correcto, pero no, no era ese el lugar. Nadie más que tú misma puede rellenar tus vacíos, tus inquietudes, la mitad de ti ausente. Sentirte independiente no es cerrarte al mundo, sino marcarte unas fronteras que limiten la invasión por ser territorio privado. Cada persona es un mundo lleno de necesidades; esas carencias la impulsan a emparejarse con la creencia de que ahí encontrará esa ansiada felicidad. Antes o después, volverán los vacíos, esos pequeños o grandes rincones que olvidó en el camino. Mirar atrás para reconocerlo le producirá miedos que la harán, en la mayoría de los casos, no volverlos a escuchar. Y pasará su vida, adaptándose a lo que le ha tocado, dejando que esas perforaciones sigan decidiendo por ella; se siente responsable de esa carga y de que ambas partes son mutuamente dependientes. Aun habiendo elegido hacer parte del recorrido creando tu familia, esta tiene que emprender su vuelo y los nidos vacíos restarán  excusas para mirarte, conocerte, reconocerte y disfrutarte. Te observarás fascinada al saberte fuerte, capaz de guiarte tú misma, sin interferencias que te detengan.

La soledad elegida no es cerrarte al mundo sino todo lo contrario, es abrirte a él, a ti misma, a lo que eres, a lo que sientes y no poner candados a tus emociones, no censurarte por ser diferente, no temerte por ver tus peculiaridades que, quizás, el resto no comprenda. He aprendido que no existen los años, ni las horas, son los momentos los que viven dentro de nosotros y hay que abrirles la puerta quitando ese cerrojo que te pusiste o te impusieron. Acepta a quién lo respete y huye del que no lo entienda.

La parte del mundo que te quiere sanamente seguirá cerca de ti y tú de ellos, nunca te abandonará. En el amor hacia ti irán incluidos el respeto por ser quien has querido ser y, sin duda, también el orgullo de saber que sí se puede. Se puede y se debe ser INDEPENDIENTE. Se puede y se debe ser LIBRE, NO TE NIEGUES ESE DERECHO INNATO, ESE DEBER DE SER TÚ. 



NOTA: LOS USOS DE LAS 1º, 2º  y 3º PERSONAS, AL IGUAL QUE EL GÉNERO FEMENINO, LOS JUSTIFICO POR SER LOS REFERENTES A LOS QUE ME DIRIJO EN CADA CONTEXTO Y SER YO, MUJER, LA QUE HACE ESTA REFLEXIÓN.

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