"LOS DESENCANTOS DE LA NAVIDAD"


Anoche, 24 de noviembre, se decidió que ya era navidad. Qué lejos quedan aquellos años en los que se celebraba a partir del 22 de diciembre coincidiendo con la lotería y se finalizaba con los Reyes Magos (en mayúsculas por  ser, entonces, nombres propios)  sin la competencia del papá noel. Me resulta agotadora la superficialidad de estas nuevas navidades, ya han desgastado la magia que brotaba natural, sin colorantes ni conservantes y que tenía su peso específico por sí misma. Eran tiempos sencillos; el pavo, el único protagonista en la mesa y el jamón, si hacía acto de presencia, no calzaba zapatos negros pero bailaban tangos, sevillanas y por alegrías. Los licores de Marie Brizar, el 43 y el ponche Caballero completaban el mueble bar y aguantarían varias temporadas sin agotarse  sirviendo de adorno y orgullo cuando a una visita se le podía obsequiar con ellos. Seis copitas bajitas y redondas complementaban el equipo y, cada año, se echaba en falta a una de ellas por dar su vida en combate. Nunca estos lujos lo fueron tanto como en esos días en donde todo era especial, único y exclusivo del año.

El turrón era del blando o del duro (este sobrevivía casi siempre) y los mantecados o polvorones eran los dulces sin rivales, sin más sabores que lo puro y propio con el gusto a espera de los once meses y medio que los soñaban. Los regalos aguardaban a la paga extra, con dinero en mano, y se acaban las compras cuando los billetes avisaban de hasta aquí hemos llegado. 

Ayer, despertaron a esos días con mucha antelación; el consumo ordena y manda y así se decidió. Todo va corriendo con tanta prisa que los sabores pierden su gusto natural; en octubre, ya lucían estanterías perfumadas con falsos olores para atraer a los que necesitan de esa magia tan perdida que, al no encontrarla, la disfrazan de mayor de edad haciéndonos creer que lo que fue hermoso puede explotarse en déjà vu constantes estirando, con capas más finas, el auténtico grosor de los pestiños con azúcar y miel.


Comentarios

  1. Cuánta razón!!

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  2. No puedo estar más de acuerdo contigo Manoli, para mí, pierde toda la esencia y echo mucho de menos los recuerdos de esas navidades de antaño ❤️❤️

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  3. Y esos mantecaditos de coco, que sobrevivian a la Navidad y que desaparecían en la cuesta de enero!
    ( Nicasia)

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  4. Se ha perdido todo el sentido de la Navidad. Queremos ser tan adelantados que se nos olvida la magia de vivir el momento.
    Muy de acuerdo con lo que has escrito, querida Moby.

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  5. Una gran verdad Manoli. Cuando llega el 24, estamos saturadas de Navidad.

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  6. ¡¡¡Ohh que recuerdos de tus polvorones...!!!

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