"MUCHO MÁS QUE UNA BANDERA"


Si resulta complicado entender soluciones, hacer uso de la metáfora puede simplificarlo; lo intentaré:

Imaginemos una gran urbanización compuesta por diecisiete parcelas. El suelo sobre el que está construida no es privado; se gestiona a través de un comité elegido por todos los integrantes de esa mancomunidad que la componen. Cada parcela, a su vez, tiene su propio gobierno votado por sus habitantes. Todas ellas tienen un código escrito y ratificado en las urnas y agrupa todos los derechos y deberes que han de cumplir desde hace cuarenta y cinco años.

Estos terrenos son milenarios y, a través de la historia y del tiempo, sus fronteras se han alterado por cuestiones políticas en muchas ocasiones. Basta mirar mapas históricos para comprobarlo. Primero se constituyeron las parcelas y, mucho después, la urbanización, no al revés.

Cada parte integrante nació de sus raíces propias, de las que plantaron y germinaron haciendo suyos sus frutos y su personalidad y características que las hacen diferentes. Muchos pueblos extranjeros contribuyeron durante su estancia a dejar huellas de su paso. Ninguno nació de la nada obviamente, sino del resultado de la suma que obtuvieron en esa formación. No olvidemos que las hay con vistas al mar, y otras que son de interior. Las marítimas han gozado de más influencias culturales extranjeras por estar cercanas a las fronteras que se quedaban fuera de esta urbanización peninsular; mientras que las de interior se nutrieron de sí mismas y con menos contactos del exterior lo que no evitó que  se fueran fusionando entre ellas y cambiando las lindes a capricho del conquistador de turno.

Todo o casi todo en esta vida tiene su porqué. Hay que remontarse a los orígenes para entenderlo. Si comparamos las parcelas con la familia, cada miembro ha nacido de unos padres, sí, lo que no obliga a que el resto de sus hermanos provenga del mismo padre o madre, es decir, tendrán genes comunes y otros propios. Dentro de ese núcleo, existirán los que se sientan a gusto o los que quieran irse de esa casa para formar la suya propia porque su personalidad no encaja con las normas familiares. Ante esa situación, los padres tiene dos opciones, prohibírselo por temor a que se resquebraje ese conjunto y convivir en ese confrontamiento o bien, aceptar su marcha con todas la consecuencias, dejando a cero el marcador de los odios y rencores que nacieron durante ese tiempo.. Habrá de emanciparse y hacerse cargo de todo lo que le corresponda sin contar con su familia a la que ha renunciado. No sería el único que pretende lo mismo y todos van en la misma dirección, salir de esa casa y crear la suya propia, con sus leyes, presupuestos y todo lo necesario para su manutención. 

Nace el temor a que se resquebraje esa gran urbanización que amamantaba a todos bajo su techo (según los más sentidos...) o que los agrupaba bajo un apellido común en el que se cobijaban (según los más realistas...)

España, nuestro país, no es un sólo espíritu, sino tantos como habitantes tiene. No hay que defender un nombre o dar la vida por una patria, eso sólo son frases acuñadas por intereses ajenos a cambio de la conquista de terrenos que son tierras y tierras de todos. No nos partamos más la cara entre nosotros mismos por un nombre o una bandera, respetemos la voluntad e idiosincracia de cada pueblo. España no es una, España es multicultural en todos los sentidos: razas, idiomas, costumbres, educación, ideales..., rasgos diferentes que nos definen como individuos y también, como colectivo. 

La cesión por parte del comité central para que refrenden ese deseo es justa, todos los que conforman esa parcela autonómica tienen derecho a decidir si lo quieren o no. Será la democracia interna la que finalmente tenga la palabra y, una vez ratificado ese resultado, se atendrán a las consecuencias para sí o para no ser independientes. En cualquier caso, el problema dejaría de serlo para el resto de las dieciséis parcelas restantes.

Todos habremos ganado.





Comentarios

  1. Hay que seguir y de la mejor manera posible... Gracias, Anónimo.

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  2. Hay quien grita y ni se informa para saber por qué está gritando.
    ( Nicasia)

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  3. Cada cual con sus deseos, ideales, sentimientos y metas tiene derecho a vivir en paz, siempre sin perjudicar a los demás.

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