TETRALOGÍA ROJA 3:"¿CÓMO AMANECEREMOS EL MARTES?"

Enfermar de cáncer no es tan doloroso si no se expanden las metástesis  hacia las emociones del corazón. Ahí todo cambia y la cura es muy difícil. El recorrido de lo físico hacia tu mente, tus pensamientos y tus ánimos es lo más peligroso. El dolor del alma no sana rápido o no sana nunca. El destrozo es enorme y sus secuelas también. No podemos exigir que en sólo las horas que contienen cinco días todo haya pasado como si no hubiera pasado nada. Porque sí ha pasado y mucho, demasiado. Ser atacado sin piedad, sin raciocinio, golpe a golpe (tal como dijo que se lo cobraría aquella IDA que ha ido siempre demasiado lejos y que sale indemne siempre de todas sus fechorías por la gracia de esos dioses que están en los cielos de los tribunales de justicia tan injusta...). 
El martes, si ese dolor no se remedia, si ya lanza el grito comprendido del "YA NO PUEDO MÁS", no sólo nos quedaríamos huérfanos del mejor de los presidentes que hemos tenido desde la restauración de la democracia sino que, además, nuestra orfandad se extendería a la ausencia de la protección de la verdadera justicia que nos amparase del derecho más importante del que debe gozar la humanidad: la VERDAD. Todos quedaríamos expuestos a las lenguas viperinas que lancen a su antojo calumnias sin ninguna defensa a la que acudir. Si la víctima ha sido el Presidente del gobierno, imaginemos qué podrán hacer a los ciudadanos de a pie sin poder que nos respalde cuando eso nos ocurra.
Pero, si mañana sucede lo peor, qué pasaría al día siguiente?, quién llevaría a cabo los proyectos de progreso de los que todos dependemos para salir adelante?. Durante unas horas, los del otro lado, lo celebrarían con champagne francés (no con cava por ser catalán y porque ellos sí pueden permitirse un "Veuve Clicquot") y cuándo se les pase esa cara resaca, ¿qué? ¿Dónde estarán las esperanzas anuladas por esa pandilla de lenguas envenenadas para continuar avanzando por  el bien del país? ¿quién será su nueva presa? ¿de qué debatirán en el Congreso si ahora serían ellos mismos su propia diana?
Presidente, sé que te pedimos un esfuerzo infinito, pero el país está en tus diligentes manos y el futuro democrático también. Lucha contra esos demonios que sólo son payasos en su circo denostado donde aún actúan animales a pesar de su prohibición. 
Presidente, sal adelante, nos tienes a tu lado. Hazlo si está en tus manos y en tu mente privilegiada que has demostrado con creces todos estos años. Levántate, si puedes, Presidente, el pueblo que te apoya (y somos muchos) no permitirá que vuelvan a herirte con sus malas artes, porque todo esto nos ha enseñado que detrás de voces golpistas no hay nada más allá de esos gritos histéricos y detrás de la histeria, la NADA.
¡OJALÁ, PRESIDENTE, OJALÁ"!