TETRALOGÍA ROJA 4: "MARTES 30 DE ABRIL DE 2024"
Mi última publicación en este blog se hacía una pregunta: ¿Cómo amaneceremos el martes? Hoy es ese esperado día siguiente al que hacía alusión. Han sido cinco días de mucha incertidumbre en los que el pueblo ha meditado, reflexionado, criticado, dudado, elucubrado, temido..., sobre qué pasaría el lunes 29, ayer, cuando el Presidente se pronunciara sobre si seguiría o no al frente del gobierno. Antes y después de esa manifestación de Pedro Sánchez ha ocurrido, desde mi opinión, algo que hacía mucho que no se practicaba: pensar. Y, sin duda, ha valido la pena. Lejos de los comentarios de que todo ha sido una patraña, un engaño, un quedarse con la ciudadanía para tenerla en vilo, muy lejos de todo eso, el objetivo principal se ha cumplido: el planteamiento del porqué se crean mentiras para herir al contrario o al de al lado si no tenemos la certeza de que estamos cien por cien seguros de lo que lanzamos hacia ese vecino, compañero, ¿amigo?, parientes o mandatarios. Oí una vez que, a todos esos rumores esparcidos, siempre con maldad y saña, se les denomina: ¡LAVADERO, LAVADERO!; me parece una muy inteligente calificación, pues, esos trapos de la mentira necesitan limpiarse de esa suciedad que los impregnan y esparcen por todos los oídos que los escuchan y que repiten como aires que el viento se lleva revuelto hacia el daño que deja a los que han querido herir.
Sócrates ya nos enseñó las tres reglas sobre los falsos testimonios y serán sus palabras las que termine este escrito de hoy:
LOS TRES FILTROS DE SÓCRATES:
Cuentan que,
en la antigua Grecia, un discípulo de Sócrates llegó muy alterado a la casa del
filósofo.
-
"¡Maestro! Quiero contarte algo sobre un amigo tuyo…".
Sócrates lo
interrumpió de inmediato:
-
"¡Espera! Antes de que me hables sobre mi amigo, lo que me vas a decir
debe pasar el examen del triple filtro".
- "¿El
triple filtro?", preguntó el discípulo sin saber de qué le hablaba.
-
"Sí", respondió Sócrates. "¿Estás absolutamente seguro de que lo
que me vas a contar es verdad?".
- "Se lo
oí decir a unos vecinos...".
-
"¿Entonces no sabes si es cierto o no?", le insistió el filósofo. El
discípulo tuvo que admitir que no.
- "¿Y es
algo bueno lo que me vas a decir de mi amigo?".
- "Al
contrario, es negativo, y no te va a gustar...", dijo el discípulo.
-
"¿Entonces deseas decirme algo malo sobre él que además no estás seguro de
que se cierto?", le replicó Sócrates.
El discípulo
no supo qué responder.
- "Y, por
último, ¿me va a servir de algo lo que tienes que decirme?".
El discípulo
dudó, pero al final reconoció que, saberlo o no, en realidad no iba a resultar
útil a Sócrates.
-
"Entonces, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno ni útil, ¿para
qué querría saberlo?", concluyó el filósofo.
No tiene precio la cara de decepción y el cabreo de los " legítimos" y patriotas. Muy bien Moby.
ResponderEliminarEllos siempre se saltan la ley (legi) y sólo les restan los timos...
EliminarEstaba claro que si seguiría.
ResponderEliminarEnhorabuena por lo de Socrates, me ha recordado cuantas cosas se dicen a diario, sin sentido.
Un abrazo querida Moby.
Gracias a ti, siempre, querida Patri.
ResponderEliminarAntes de despotricar hay que cumplir la Constitución. Renovación del Consejo del Poder Judicial ya!!
ResponderEliminar(Nicasia)
ResponderEliminar(Nicasia)
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