" VEINTICUATRO HORAS ANTES..."

 

Quiero entrar en el mundo, algo me lo impide, una de las persianas de mis ojos está atascada, justo es con el que veo, el otro sólo es un atrezzo. Me lo froto con los puños como haría un bebé, y noto un cuerpo extraño, no es una pestaña, es diferente; consigo atraparlo y me deja una visión sospechosa, es un cabello, otro más de los muchos que me abandonan de día y de noche: no descansan, todos quieren pasar por ese tobogán en una caída libre e imparable. La escasa luz que traspasa el exterior no permite descifrar su ADN; me gusta fantasear, quizás alguien se ha acercado a hurtadillas y me ha dejado un recuerdo de su visita y da pistas para que lo investigue. Salgo al salón, la luz del techo es más fiable, lo coloco entre mis dedos bajo esas intensas bombillas que me responden con más dudas: es un cabello bicolor, no parecen mechas, no hay colores degradados, del castaño da un salto hacia un gris extraño cercano al blanco. Quien lo haya abandonado en mi lecho, debe ser alguien muy cercano a mí, me resulta muy familiar y sé, a ciencia cierta, que ya nos conocemos. Sigo su rastro y vuelvo al lugar del crimen capilar y son muchos más los abandonados con nocturnidad y parece que, también, con alevosía, sobre mis sábanas. Me dan para un manojo y una lazada, son muchos; agachada, observo un camino de peregrinos a ninguna parte; no están alineados ni en formación de ataque, pero siguen siendo muy sospechosos y no caigo dónde los vi ni en qué lugar…, me levanto, estoy muy despeinada, cepillo mi pelo y observo cómo mis pesquisas aventureras han terminado ahí: mañana, sin falta, iré a teñirme.

Comentarios

  1. ¡Andaaa! Hoy eres una detective. ¿Quién? ¿Quién te habrá dejado esos cabellos?

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  2. Esos ya no vuelven..., ayyyyyyyyyyyyyyy!!!

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