"NUESTROS AIRES DIFÍCILES"
Unas horas antes de su llegada, ya se le espera. El aire del 5º B cierra su portón con más fuerza de lo acostumbrado. Las azoteas recogen arenas y forman remolinos en las esquinas. Las papeleras de mi calle se levantan las faldas y vomitan lo comido. Los bancos de la placita se abandonan y quedan mudos de conversaciones privadas porque sus palabras se las llevaría el viento. Los paseos ya no lo son, tú no diriges tus pasos, te llevan en volandas. Las ventanas se encierran, por supervivencia, en sus casas y no darán la cara al mundo hasta que el enemigo muestre su bandera blanca.
Los que somos de aquí, de toda la vida, sabemos el antes, el durante y, el después. Los que llevan media van aprendiendo el proceso y, los recién llegados no entienden la situación.
Porque no sólo afecta con su vitalidad lo mencionado, es mucho más. Los gaditas, los de siempre, sentimos cómo avisa de que está al llegar; días antes, nos sentimos más agitados que de costumbre; de ahí, aquello que ya pregonaban nuestros abuelos: "ea, ya va a sartá er levante" ¡y digo que lo hacía!. La sangre y los nervios se agitan con ese anuncio de llegada inminente. He pensado, a veces, que se nutre de hormonas con el poder de transformar nuestro carácter y hábitos cotidianos por otros de cualquiera de nuestros ancestros, los fenicios tal vez, (a saber cómo se las gastaban... eran mucho de compra venta). Quizás, sus espíritus aventureros de comerciantes les movieron a completar su armada con él; lo añadieron a nuestra costa quedándose a vivir e inscrito en el censo con su DNI, lo que justificaría su poder de movimiento por tierra, mar y aire. Aceptemos que es uno más, es gaditano con pedigrí por su cuna y sus años. No es esta una leyenda, me la acabo de inventar pero quizás, tenga yo algo de razón escribiendo su biografía.
Observaciones:
1.- los privilegiados que vivimos en el Cadi Cadi, estamos más protegidos que el resto: nuestras calles tan angostas se diseñaron así para hacerle frente a las "levanteras gordas" cuando nos atacan.
2.- Los franceses se quedaron a las puertas de nuestra ciudad; nos protegió nuestra muralla. el ventarrón se quedó fuera y, con él, los invasores aniquilados por nuestro imbatible levante.
Bibliografía: fuentes de transmisión oral, empíricas y de mi inagotable imaginación.
A ver si tú eres capaz de leer el diario en la calle un día de levante. Yo lo hice una vez; hace años, cuando el Diario de Cádiz era formato sábana. No veaaa tuuú a donde fué a parar ...
ResponderEliminarPues, imagínate por el Paseo Quiñones con una bolsa del carrefour en la muñeca, me dio tanta vueltas que no sentía la mano (verídico, eh?)
EliminarEs parte de nosotros. Sólo hay que saber convivir con él.
ResponderEliminar(Nicasia)
Precioso, amoroso, dulce y gadita. Gracias
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