" UN TE ENGAÑÉ"
La sal y el azúcar son condimentos con los que aderezar alimentos al gusto. Se supone que rebajan lo insulso y la amargura si sus dosis son las correctas porque el abuso de ambas se vuelve en contra de lo saludable y la salud nos lo chiva en analíticas enseguida: hipertensión, diabetes, enfermedades coronarias, obesidad..., es un ´te engañé´ como decimos los gaditanos del siglo pasado cuando las apariencias te ocultan la verdad sobre algo o alguien. Quién lo iba a decir: el placer de la gran mayoría esconde entre sus cremas, milhojas, merengues y demás delicatesem lo que no se atreve a decirte a la cara y no los rechaces. Igualmente, la sal es una perfecta agente del contraespionaje: resalta sabores que no tienen y te los llevas a la boca tan feliz tras su ingesta. Muchos son más canallas y te los traen de serie como ese azúcar que nace ahí, camuflado y se infla, como si no hubiera un mañana, añadiendo más hermanos, primos y parientes cuya sangre es discutible.
La vida es sosa y amarga de entrada porque carece de esos aderezos externos; es el paladar el que define en qué punto exacto lo deseas; corres el peligro de quedarte escaso o de sobrepasarte y sus consecuencias las pagarás cuando pases por caja algún día o alguna noche, depende de lo que hayas vivido más.
Así es la vida, nos la dan en estado natural, con alguna que otra trampa innata; los sabores o sinsabores son detectables con el tiempo y es ahí cuando quieres adaptarlos a tus penas o alegrías y vas en busca de ellos; en muchas ocasiones, se disfrazan de gemelos y te equivocas ( acabas endulzando lo soso y salando lo dulce). Dar con la medida exacta es estar cerca de la felicidad en la tierra y en la luna (cuerpo y alma). Esos dos que deben ayudarnos a calibrar los gustos deberían acogerse a alguna enmienda cuya obligación fuera la de traer consigo una balanza y personalizar la vida que cada uno escoge con la garantía de no hacerse daño en esa elección: vivir lo más cercano a lo natural, a ser tú mismo y sin aparentar ser unas castañuelas las veinticuatro horas y a llorar agua salada si es lo que sientes.
Quizás, hay partes de nuestro cuerpo por descubrir: cavidades de cañas de azúcar y de manantiales salinos, entre las glucosas y los cloruros sódicos, sólo para uso emocionales y que no tendrían ningún efecto secundario nocivo para la salud sustituyendo a los hipócritas ´TE ENGAÑÉ
Dulces y saladas mañanas, Moby; y si hace falta, un poco de pimienta también.
ResponderEliminarY creo que es la más sana de los tres...
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