"UNA VIDA SIN RINCONES": ( A MILAGROS, MI SUEGRA ´in memoriam´)

 

Milagros, mi suegra, era una mujer sencilla, clara y de palabras propias que construían su refranero muy particular. En su momento, no las entendí; ha tenido que pasar mucho tiempo para que calasen en mí y darles el valor que encerraban. Fue inventora de expresiones que aplicaba, a su manera, para darnos lecciones sobre la vida. 

Cuando comentaba de alguien el "ES MUY POQUITO/A", se refería a una persona débil, asustadiza y falta de coraje. Confieso que, personalmente, la he utilizado mucho con el mismo sentido que ella le daba.

Pero,  con el paso del tiempo, de entre todas ellas, me que quedo con "EN MI CASA NO HAY RINCONES", aludiendo a que jamás encontrarían suciedad acumulada en dichos ángulos porque su limpieza era exhaustiva y a fondo y, en efecto, jamás había rastro de polvo en ellos.

Hoy me ha venido a la mente esa sentencia tan suya y la tomo, en herencia, como mía. Los rincones no deberían existir en ninguna casa, en colegios, en calles, en ciudades ni el mundo. Se acabaría el arrinconar a las personas, el dejarlas sin salida ni opción de escapar frente a los que los atrapan, normalmente, en grupos por sentirse  más poderosos que si lo hicieran individualmente. Es difícil salir corriendo de un rincón ante unos malos tratos, un bulling, una pelea callejera, un atraco y, mucho más, de una guerra. Las paredes que conforman esa situación angular impiden la defensa ante el asaltante siempre cubierto de suciedad y mugre en esas almas negras que desconocen la higiene en sus consciencias. 

El mundo dejó de ser plano, aunque algunos lo mantengan por identificarlo con su cerebro, hace varios siglos científicamente, conocimientos empíricos lo demostraron;  antes, sólo algunos lo sospechaban. Su forma redonda innata implica que carece de rincones o esquinas para esconder basuras que malvados humanos pretenden camuflar en ellos y presentarse como inocentes dejando ocultas sus fechorías. Pero, esa montaña de escoria va aumentando en volumen cuando se mantiene y su visibilidad también. Todos la vemos y muchos callan, ante esa evidencia por miedo a quedarse castigado en ese rincón, de rodillas, ante las risas ajenas Es obligación de los cercanos, vecinos, maestros, compañeros, ciudadanos y resto de la humanidad el denunciar esos espacios donde se ejerce violencia cuya oscura sombra se torna morada, en cuerpos asustados por su soledad, que los hace invisibles ante un mundo que se ensordece cada vez más por ser "MUY POQUITO".

GRACIAS, MILAGROS, POR TUS ENSEÑANZAS. NUNCA ES TARDE PARA APRENDER Y ENTENDER. 

Comentarios

  1. Por un mundo sin rincones, Sabía mujer doña Milagros

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