"VERSOS DE CADI CADI Y SU HUMANIDAD"
Que Cádiz rebosa de almas,
desalmados
y del más allá,
no es a día de hoy
ninguna novedad.
A esto hay que sumar,
los cables de navidad
llenos de bombillas
y colores
y bloques que se ignora
a quiénes subirán.
No es extraño si lo piensas,
deben ser áticos para que quepan más.
Con este plan y derroches
de la casa consistorial,
se cree que multiplicará las compras
en Cádiz ciudad.
En estas fechas,
ya lo dice el anuncio:
"vuelve a casa por navidad".
Que ojalá recuperemos
la losa que nos toca por espacio
y cantidad.
Que vuelvan los que están afuera
con esta oportunidad.
Veamos el muelle libre
de cruceros, de chancletas,
camisetas y sombreros
apretando las calles,
las plazas y pocos bares
porque sólo quieren tocar
nuestras piedras ostioneras
y al toque de sirena,
raudos escapan a cenar,
que ya traen a bordo
su buffet pagado
a las órdenes del capitán;
y cuando amanezca,
ya habrá otros a la espera
y vuelvan a desembarcar.
Y mientras los aquí nacidos,
ya no tienen su lugar,
se lo quitaron los nuevos vecinos
que no tributan comunidad.
¿De verdad necesita tantas luces
por los aires
en vez de cabezas que enciendan
las ideas buenas que necesitan
otros pueblos que, con una escasa vela,
nada pueden celebrar?
Apaguemos alumbrados,
cambiemos sombras por ayuda
que el ESTE no está para fiestas,
ni turrones ni mazapán.
Sueñan, tan sólo,
su nueva normalidad.
Es cuestión de razón,
derechos y humanidad,
y no hablo de caridad,
hay que devolverles, ante todo,
su inquebrantable dignidad.
¡Alcalde! Apaga la mitad,
que Cádiz no necesita
esas luces de más,
nos basta y nos sobra
su salada claridad.
No serán noches buenas
ni mañanas de navidad,
si aquí relucen artificios
y ellos carecen de techos
y plazas dónde cantar.
Y sus gentes se merecen
esos sueños de bondad.
Encendamos corazones
que viajen hasta allá,
tierras que duermen en fangos
entre aguas y necesidad.
Que los que vivimos entre mares,
estamos a merced de las brújulas,
del capricho de las lluvias
y también nos pueden ahogar.
Que la naturaleza es la que manda
y ordena:
ella es la autoridad.
Cómo quisiera que este mensaje llegará tan lejos y a la vez tan cerca, de todas las personas que puedan hacer algo de utilidad al respecto. Estamos en un mundo que no empatiza con las circunstancias de los sufrimientos ajenos de nuestros hermanos.
ResponderEliminarMe quedo con todas tus palabras de cordura y empatía. Es increíble que, a pesar del desastre, la vida siga igual para los responsables de gestionar las ayudas. Muchos besos, Rocío. Cuánto os echo de menos...
EliminarMe ha encantado el texto, no puedo estar más de acuerdo. Ya en Cádiz no se pueden echar raíces, y para los que hemos nacido aquí y tenemos la suerte de seguir viviendo sus tierras, sobre todo sus mares cuesta mucho comprender que nuestros hijos, nacidos también aquí, tengan que buscar su forma de vida en otros lugares. Ni trabajo, ni techo, ni nuevos nacimientos, ni alegría. Muchas y muchos se consideran extraños de sus propias raíces, ya ni eso. Un abrazo enorme querida Moby.
ResponderEliminarLo suscribo. Besos, Inma!!!
ResponderEliminarBesos!
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