"DONDE QUIERA QUE ESTÉS..."
En 1998, Serrat lanzó al mundo uno de los poemas más bellos de su obra dentro de su álbum "Sombras de la China". Cantaba al no olvido de un amor que nunca se fue a pesar de las muchas penurias que le sobrevinieron, jamás se separó de su recuerdo. Él personifica ese ayer en una mujer y en el profundo vínculo que los unió en el frío y en los fuegos de la vida.
"Donde quiera que estés" es un verso de amplio espectro, aplicable siempre al amor porque lo añora, lo recuerda, lo vive y revive porque nunca se fue de su memoria. Ese donde quiera que estés se lo reclamo, ahora, a mi niñez, aquellos años inocentes en los que no dudas de la verdad porque aún no conoces la mentira; cambias el mañana por la noche de reyes, tu visita al dentista por la del ratoncito Pérez y la llegada de un bebé con la cigüeña. Era empezar a vivir con los dones que las hadas buenas te concedieron el día de tu nacimiento sin nubes, ni lluvias que escondieran soles. Veranos de juegos donde ganar era alcanzar el nivel cuatro en el elástico y no pisar la línea de la rayuela.
Esas hadas van desapareciendo con disimulo y llega un día y no las encuentras ni debajo de tu cama, ni en los armarios ni en la despensa; se fueron sin un adiós y te dejan a solas con tus preguntas que ya no responde nadie. Los reyes de Oriente, el ratoncito y la cigüeña volaron también y con ellos, mi niñez.
El resto de momentos que te espera será la progresiva resolución de todas esas dudas que nacen cuando te enfrentas a la realidad que cambia sin parar y te faltan oídos para escucharla y le das una de cal y otra de arena para distraerla entre tanto. Sorteas la historia de tu vida que se va tejiendo y que ignoras si es un jersey o una bufanda porque das puntos ciegos hacia delante y muchos perdidos cuya búsqueda será parte del camino y del laberinto de la elección correcta.
Imagino ahora, en mis ya tiempos sexagenarios, que ese día en el que comenzó mi vida me acompañaron muchas cajas bien embaladas y con hermosos lazos. Me abrieron las más llamativas y poderosas por su limpieza e integridad, su ternura y sencillez. El resto debía abrirlas yo despacio, sin más instrucciones que las que no me escribieron: la verdad... DONDE QUIERA QUE ESTÉS.
Donde quieras que estés, precioso invita al recuerdo,a la ilusión,a como éramos en la niñez,en la adolescencia
ResponderEliminarEn algún lugar debe estar, seguro. Muchas gracias, Anónimo/a
EliminarPrecioso, Mobi. La nostalgia se hace grande!!! Sigamos abriendo cajas despacito, sin instrucciones y agradeciendo lo bonito de vivir! Un beso enorme 😘😘
ResponderEliminarSí, sigamos. Muchas gracias, Ana. Besos grandes, vecina.
ResponderEliminarPues nada a seguir abriendo cajas y descubriendo los caprichos del destino!!
ResponderEliminarEn ello estamos. Muchos besos, Isabel.
ResponderEliminarProfundo y hermoso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Anónimo/a
ResponderEliminarAyyyyy! Nuestra niñez. La vida era fantasía. Casi nada era real. Que bien lo has transmitido
ResponderEliminar💕💕💕💕💕💕💕💕
ResponderEliminarDonde quiera que estés
ResponderEliminarte gustará saber
que por flaca que fuese la vereda
no malvendí tu pañuelo de seda
por un trozo de pan………
💖💖💖
Y por fría que fuera mi noche triste
ResponderEliminarNo eché al fuego ni uno solo
De los besos que me diste...