CUENTOS DEL AHORA: "MAÑANAS DE PALABRAS"
"Estaba totalmente a la deriva, llorando como un niño, cuando de pronto, como un hombre..." Esos puntos suspensivos impedían revelarme la actuación que generó ese crecimiento, ahí se cortaban esas palabras escritas a vuela pluma, con grafías irregulares de mayúsculas a minúsculas y con trazos nerviosos que alguien, hombre o mujer, dejó una huella imborrable en esa escasa pared bajo un tramo de escaleras en el portal que, irremediablemente, releía cada mañana mientras esperaba a mi Compi, ahora del alma, para irnos al instituto.
Ignoro fecha de nacimiento y si aún viven en ese lugar de encuentro; en mi memoria, sí. Es un canto a la esperanza de que se puede, de que la vida era así y no se ha cambiado de vestido con las temporadas. Esos negros sobre blancos que tatuó en mi alma nunca se fueron. Son palabras perpetúas que ayudan al mundo si el mundo se deja.
Se trata de levantarte cuando pierdes el rumbo, de secarte las lágrimas y andar sin mirar atrás. Toda una filosofía de vida en quince palabras, suficientes para dar una lección y mucho aprendizaje. A veces, llegué a preguntarme si se inscribió con la casa al nacer y nadie osó quitarlo con baños de pintura porque era la firma anónima de la sabiduría y el sello emblemático que hacía de una modesta finca de vecinos, la pizarra de las verdaderas escrituras para sobrevivir aun escritas con fondo de color inverso para llamar la atención de los paseantes perdidos.
Hoy, los portales están cerrados, muchas veces he pasado por delante para saludarlas y agradecerles su ayuda silenciosa y desinteresada. Dónde quiera que estéis, nunca os he olvidado.
Está es época de reencuentro con los amigos del instituto que vuelven a visitar a la familia
ResponderEliminarHoy, volverá a ser un gran día y, mañana, también...
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