HISTORIAS DE AHORA: "TODO EN SU SITIO"
Mi manía persecutoria del orden siempre me ha acompañado al igual que la del perfeccionismo. Si algo se salía del tiesto, por mínimo e imperceptible que fuera para los demás, el ansia se me desataba y el desastre viajaba con él englobando el total. Es propio de ese TOC que, de alguna u otra manera, se nos manifiesta a casi todos los que lo padecemos. Buscar la perfección en su totalidad es un sinvivir para uno mismo y para quien esté cerca, Es difícil modificar esa conducta porque es una lucha directa con la ansiedad que surge ante tal situación.
El secreto para controlarlo no es pretender que ese diez basado en ese orden se mantenga referido a lo material, a lo insulso de su matemática posición, ese ha sido mi gran error. La casa y las cosas son, obligatoriamente, las que se han de adaptar a mi y a mis circunstancias y lo aprendes cuando aparecen, poco a poco, las limitaciones físicas que van modificando y rebajando esos criterios tan absolutos con los que creía de obligado cumplimiento o todo se venía abajo como un débil castillo de naipes.
En esta adaptación voluntaria e inteligente, la casa y la cosa no ocupa más lugar que el que necesito y no al revés. Soy yo la que decide el cómo y el cuándo tenemos que saludarnos o no. He cogido la batuta de dirigirla según mi cuerpo me hable y le escuche.
La perfección, la auténtica, la que se siente y transmites es aquella en la que te adentras cuando la vida continua contigo y tú con ella. Una lluvia de paz después de una gran tormenta elimina las telarañas que te impedían ver el bosque. La calma se despierta y la vida amanece con sonrisas y te ríes con ella. Porque eso es el orden, ver la realidad de lo que tienes y no de lo que te falta porque nada me falta para apreciar la belleza de la vida con el color que me pida según se despierte cada día. Los únicos cristales que han de brillar con pulcritud son los de tus gafas para no malgastar ni un segundo de lo que te rodea y, sobre todo, de quienes están a tu lado.
Tengo una familia grande compuesta por el amor que todos me dan y que me llega y me llena hasta completar esa perfección tan buscada en sitios erróneos y materiales. Mi casa ya no es lo que era, ese quirófano impoluto siempre a punto para no usarlo convirtiéndose en un escaparate intocable. Hoy es mi hogar y el de la visita aun pisando mis suelos y mis alfombras antes sólo paseados con zapatillas para evitar infecciones a esas solerías y tejidos.
Hoy todo está como yo quiero. Hoy todo está en su sitio.
Eso es disfrutar se la vida.
ResponderEliminar( Nicasia)
Admiro esa perfeccion
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