"LOS SEIS PESETAS"


Érase que se era, y que ahora es, una persona, y que ahora son, al que apodaron EL SEIS PESETAS  (ahora, habría que hacer los cálculos al cambio de euros), porque se las pasaba de DURO (para las nuevas generaciones: un duro eran cinco pesetas). Iba por la vida amedrentando a los y a las de su alrededor por sus muchas horas en un ring entrenando y muy pocas en una biblioteca. O lo que es lo mismo, cuerpo musculoso tipo basto y cerebro blando sin usar.

Hoy, abundan los no actualizados, los que se quedaron anclados en monedas arcaicas y que guardan tiempos obsoletos como tesoros para recordarnos que para ellos cualquier tiempo pasado fue mejor.

Son aquellos cuyos puños cerrados y manos abiertas y alzadas sólo  utilizan para golpear a débiles e ignorantes que se dejan llevar por bocazas lanzando tantos golpes como insultos, mentiras y amenazas por aquello "del que pueda hacer que lo haga" (J.M A.) o "pagaréis con sangre el robarnos el poder" (I.D.A.) Así se defienden de sus pecados capitales, nacionales e internacionales (estos últimos nos condujeron a la masacre del 11M).

Ellos y ellas, los de esta calaña, sólo se mueven por el poder, sea cómo sea, y a costa de los que aún creen en su deshumanización hacia el mundo. Viajan por la vida dando golpes a ciegas cuidándose de que no les roce ninguno avalados por poderes superiores que, sin duda, compran por mucho más de su apodo. No presentan soluciones, jamás; se limitan a ensuciar lo ya fregado y pisotean para no dejar limpios los caminos y avanzar. Estancados en ese pasado que controlaban a su medida, sin piedad para el pueblo, pero con los tres poderes en sus sucias manos, se hacían dueños del mundo en sagas herederas de esos derechos robados con los que mantuvieron su estatus y que, hoy, refuerzan con infinitos euros que multiplican sin esconder porque hasta para eso son inútiles y su descaro es tal que se pasean tranquilamente como niños con su "YO NO HE SIDO, HAS SIDO TÚ". Y campan a sus anchas y lo más dramático: parte de la clase media baja, que no va a recibir ni un sólo céntimo de mejora con esa estirpe trasnochada y rancia, se la cree y lo apoya y hasta lo defiende. Esto es lo más grave.

Nadie da un duro por tres pesetas y, por eso, ellos y ellas, los seispeseteros nunca se arriesgarán a perder apostando por los que carecen de sueldos dignos, viviendas dignas y una vida digna. La aristocracia de medio pelo no se agachará jamás a recoger una moneda de cobre, simplemente, le dirá al de abajo que lo haga por ella. 

Comentarios

  1. El que pueda hacer algo que lo haga. Y mira si lo están haciendo. Que de tantas casualidades ya estamos hartos.

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  2. Prefiero una libertad peligrosa a una servidumbre tranquila. (María Zambrano

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