"DEL PLUSCUAMPERFECTO AL IMPERFECTO"

Durante más de media vida, mi casa fue un museo, se miraba pero no se tocaba, bajo pena si se diera el caso. Recuerdo que el salón, como en el Palacio de Congreso, solo tenía una jornada de puertas abiertas, y que también coincidía con el puente de la Constitución, por aquello de adornarlo en navidad.

Entre ese mundo visible e intangible, estaba mi thermomix cuya misión era tan solo formar parte de ese conjunto perfecto y tan milimetrado como lo era todo lo demás.

Ilio, mi gran amiga, me invitó al cumpleaños de su padre, mi querido Rafael; le dije que la tarta la llevaría yo y la encargué pero no me aseguraron que estuviera para ese día. Ante la duda, opté por dar un paso al frente y hacerla yo: iba a estrenar casi todo lo que había en la cocina y tendría que verla, durante el proceso, desordenada y con alguna que otra mancha..., le volví a echar valor y me dije: vamos a intentarlo!, misión muy complicada, no solo por elaborar la tarta, también por saber si yo sobreviviría a ese salirme de mis límites tan marcados de la perfección que se allí se habitaba. Al final, llegaron las dos tartas y la más valorada fue la mía!!!

A partir de ese día, me volqué en mis creaciones reposteras y hasta el día de hoy. He hecho de casi todo, polvorones incluidos. Tengo mi propia marca: "ENTRE DULCES" y su logo correspondiente. Me han ofrecido hacerlo para venderlos pero jamás lo haré. Los hago con todo el amor del mundo para regalarlos envueltos con ese mismo cariño.

Con el tiempo, apareció otra novedad, la de colorear. Esto significaba, de entrada, seguir alterando las formas y los fondos de mi círculo ( ¿estaría buscando su cuadratura?); efectivamente, se manchaba la mesa y las ropas de esta utilizando el sacapuntas y demás. Resultado del experimento: me encantaba hacerlo y coloreé todo lo que quise y más.

En estos momentos, escribo en mi blog y me gusta. Las anteriores actividades siguen en vigor; voy sumándolas no sustituyéndolas. A esto, le añado mi pasión por la lectura y por andarme mis muchos kilómetros diarios. 

Antes de todo esto, pensaba que en la vida solo existía la obligación y con devoción o no; jamás la imaginaba con distracción (=hobby). Ni siquiera sabía que la imaginación podía  materializarse a través de la creatividad y que, a partir de ahí, nada está marcado como orilla.

Sí, he trabajado mucho, mucho, a destajo si era necesario durante toda mi vida. Eso te puede conducir al agotamiento físico y mental y a olvidarte del mundo y de  todo lo que hay afuera. He aprendido que las casas son ladrillos; los adornos y demás cacharros, solo objetos y que son prescindibles; la vida, nuestra vida es única y se agota y se rompe y se nos va, si no la cuidamos, antes de lo que nos gustaría. El resto permanecerá inalterable en su sitio o acabará en algún trastero o contenedor de la basura; no pueden elegir. Nosotros, sí.