"DOS MADRES, DOS HIJAS, UNA NIETA!



¿La magia es casualidad o todas las casualidades son mágicas?. A mi hogar del Paraíso llegué a través de la magia y de la casualidad. Todos los planetas se alinearon en busca de ese encuentro. Hace muy poco que lo sé. Rosario, Cardenal Zapata, plaza Candelaria, Obispo Urquinaona, Compañía, plaza de la Catedral y Magistral Cabrera son las calles de mi recorrido habitual diario y donde comienzan mis andanzas como punto de partida. Nunca pensé el porqué de estos caminos, hay muchos donde elegir y que me llevarían al mismo sitio. La vuelta sí es algo distinta, desde Candelaria, Columela, Soto Guerrero, San Francisco, San Agustín y, de nuevo, a Rosario.

La plaza Candelaria me dio la clave de mis pasos dirigidos: eran los caminos de ida y vuelta que hacíamos mi madre y yo cada vez que visitábamos a mis tías Pepa y Eloy en Magistral Cabrera. Durante varios años, fueron casi a diario esos recorridos juntas y a solas las dos. Es curioso que no recordara nada de todo ese tiempo que pasamos cada día ella y yo. De pronto, me di cuenta de que un local, ahora disfrazado de frutería, era donde comprábamos, de vuelta a casa, un paquete de patatas "patatíbiris" y que comíamos a la par hasta su final. Nos reíamos mucho en ese momento, ella aparentaba ser más lenta y torpe que yo para que yo me las comiera antes y las disfrutara más.
Al final, siempre sacaba un pañuelito del bolso para limpiarnos las manos. Quedábamos en no contar nada al resto de la prole y que guardaríamos nuestro secreto siempre.



Este descubrimiento, y lo es porque estaba cubierto, ha sido lo que necesitaba para reconstruir muchos puntos rotos y discontinuos de mi vida. Mi mente me los quitó y la vida, mi vida me los ha devuelto resolviendo el enigma de mis caminos marcados. Me quedaré con ese bar, esa bolsa de patatíbiris, ese pañuelito cómplice y esos dos tickets del trolebús que siempre me los acababa comiendo y no quedaban nada de ellos cuando los pedía el revisor, y que mi madre aparentaba enfado pero, sé que se reía con mi ocurrencia. Curiosamente, mi calle se llama Rosario, como ella.


Espero compartir muchas patatíbiris con mi hija. A ella, también le encantan.














NOTA ACLARATORIA: Estas patatas fritas solo se fabrican en Cádiz; Hoy, llevan otro nombre pero siguen manteniendo  el mismo logo del indio. Su  principal característica es que están hechas al ajillo y están exquisitas. Si vienes a Cádiz, tienes que probarlas. Son únicas!!!


Comentarios

  1. Qué bonito relato!!
    Por supuesto que tengo que ir a Cádiz, porque tengo que conocer bien tu tierra y todos esos rincones llenos de tus recuerdos.
    Y por supuesto esas Patatas fritas, aunque sólo sea por probarlas tengo que ir, porque no me queda otro remedio que desplazarme a la Bella Cádiz, que es el único sitio del Mundo donde hacen esa exquisitez!!
    Además me encantan las patatas fritas y me llevaré un bolso, para traer a mi vuelta 4 paquetes de patatas!!
    Uno para mi mamá otro para mi hermana Mariana, otro para mi hermana María Jesús y por supuesto el último para mí!!la las 4 somos forofas de las patatas!!
    🥰👏👏👏👏👏👏👏👏

    ResponderEliminar
  2. Qué bonito. Ella aparentaba ser más lenta y torpe que yo para que yo me las comiera antes y las disfrutara más.

    ResponderEliminar
  3. Los recuerdos son los tatuajes del alma.
    ¡Riquísima las patatas!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, los bellos siempre vuelven!

      Eliminar
    2. Que bonitos recuerdos!!! Lo de que las patatas del indio son genuinas gaditanas no lo sabía, con razón no las he comido en ningún otro sitio. Mi hijo Mario es adicto a ellas, tiene que estar echándolas de menos. Cuanto se aprende contigo!!

      Eliminar
    3. En Estepona, están muy abastecidos de ellas. Las cuidan como oro en paño.

      Eliminar

Publicar un comentario