"ENREDADOS"

 "Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones"

Constitución Española, art. 16.3

Desde que, en 1978, España se declaró constitucionalmente, un estado aconfesional, todo ha quedado, prácticamente, igual o, incluso, peor que antes. Durante la dictadura, eran obligatorios todos esos actos religiosos so pena de pasar como sospechoso de ir contra el régimen. Había que cumplir con los preceptos católicos sí o sí. Hoy, varias décadas después, y ya desde la libertad individual o colectiva, se siguen practicando como costumbre y, en la mayoría de las situaciones, vacías de contenido. 

No entiendo cómo se siguen manteniendo festivos nacionales tales como la llamada virgen de agosto (el día 15) o la Inmaculada (el 8 de diciembre) y la semana santa (dependiendo de la luna...). Las navidades se celebran en gran parte del mundo (¿cristiano?) y creo que los asiáticos, asentados fuera de sus orígenes, también se están adaptando a estas costumbres occidentales. Y me pregunto: ¿es fiesta nacional durante el ramadán...?

El mundo, prácticamente en su totalidad, se rige por el calendario cristiano (también denominado gregoriano) porque así se impuso por la iglesia, a través del Papa Gregorio XIII, con el fin de corregir las pautas litúrgicas de la iglesia que no encajaban en la cronología. Curiosamente, nuestro país fue el primero en acogerse a él (entonces era un imperio y su autoridad y relevancia muy grandes).

Yo fui bautizada, nací en el 60, de la misma manera que fui inscrita en el registro civil. "Cumplí", posteriormente, con todas las normas por las que había que pasar: comunión, confirmación, y estudié en un colegio religioso. Nada de eso era discutible ni negociable. Pasaron los años y, en el 84, me casé por la iglesia (sin ninguna convicción católica, pero sí para goce familiar). Más tarde, al nacer mi hija, decidimos que fuera ella la que eligiera su bautizo o no. Eligió que sí para hacer la comunión con sus amigas y demás folclores y, nunca más repitió ese tipo de acto. 

Qué lejos han quedado los principios cristianos (si de verdad Cristo existió, fue el mejor humano de la historia...). Que nos denominemos cristianos tan alegremente no significa más que la gran inconsciencia que nos tapa la realidad. Somos seres incoherentes que actuamos por normas que no cumplimos ni sentimos porque así nos lo enseñaron. Estamos, pues, enredados en una maraña de confusiones y confesiones sin sentido y sin principios (y sin finales, de momento) donde los movimientos se dirigen por la inercia de las tradiciones heredadas por mandatos y mandatarios desde su visión de cómo mantener a sus súbditos controlados por el miedo al más allá, mientras en el más acá, eran esclavos de su autoridad.