"SOLO UNOS POCOS ESCALONES"

 

Para encontrar a un amigo-amigo de verdad, no siempre es necesario recorrer el mundo; en mi caso, me bastaron 40 años de distancia y, después, subir unos pocos escalones, solo nos separa un piso, una casa que es, desde el principio, una prolongación de la mía. 

Nos conocemos desde que éramos muy jóvenes y nos perdimos la pista durante cuatro décadas. En una reunión de reencuentros, volvimos a encontrarnos. Poco después, yo me compré el piso en un segundo (literalmente, fue espontáneo) y él se quedó con el tercero.

Desde ese momento, compartimos muchas risas, historias, historietas, confidencias y una amistad cada día más sólida y verdadera. Somos la noche y el día (ni en el blanco de los ojos, ¡vamos!), pero nos une la sinceridad, la franqueza, el escucharnos, que no oírnos (está un poco sordo...). En fin, tener a un vecino que sea también tu amigo y, a un amigo que sea tu vecino es fantástico. No hace falta vernos todos los días, cada uno lleva su vida sin entrometerse en la del otro. Pero basta con un ¿me puedes hacer un favor? (llevarme a ver a mi hija, en su particular medio de transporte; comprarme un croissant en la cafetería de la esquina o una docena de huevos en la frutería de abajo o infinitas peticiones más.

Él nació jubilado, tan solo tuvo que firmar para que fuera oficial hace poco más de un año. Es, por naturaleza, bohemio de libro, cumple todos los requisitos para serlo; sus pasiones, desapasionadas, son dibujar, escribir cuartetas y contar historias. Es un observador de la vida y la plasma, tal cual la ve, en sus creaciones. Su único compromiso oficial es con su viñeta diaria llamada "LA SERVILLETA DE BANDU" que publica, religiosamente, a las 9 a.m. en el facebook. Después de esta gran responsabilidad, se relaja para seguir viviendo en su "dolce fare niente" que es lo que, verdaderamente, le obliga, paradójicamente, a cumplir con sus horarios sin horas.

No es amante del carnaval per se, pero no pasa un febrero sin que tenga su romancero preparado para servirlo a los demás que vamos (mis hermanos nunca faltan, yo sí) al teatro donde actuará con sus letras y su cartel, creado con todo el mimo del mundo, para su disfrute personal por haber sido capaz de enfrentarse, un año más, al numeroso público que lo escuchará partido de risa.

 Él es así, tímido, sensible, conciliador, generoso, amable, sencillo  y mucho más, tanto que le hace merecedor del mejor de los títulos que se puede otorgar: GRAN PERSONA=GRAN AMIGO. 

Pd.: SE LLAMA PACO.