"¿GENIO SIN INGENIO?"

 

No creo, al cien por cien, en los métodos habituales (a través de test) para medir la capacidad intelectual humana. Es peligroso porque puede incapacitar o marcar al que se somete a él por una cifra obtenida, en un momento determinado, donde no ha podido, quizás, demostrar, íntegramente, todo lo que puede dar de sí su cerebro. 

Conozco resultados increíbles, por lo sorprendentes, que no responden a la actitud ni a la aptitud del que se sometía a esa prueba (tanto por ser más bajos como por ser muy elevados).

El cociente intelectual se halla mediante preguntas que examinan la rapidez mental, la resolución de problemas y  la capacidad de reflejos visuales entre otros parámetros. Se considera que una persona debe dar un mínimo de 100 para que sea básico o normal. Por debajo, ya podría presentar problemas de aprendizaje y, por encima, sería óptimo y, a partir de 130, estaría cerca de lo que se denominan las altas capacidades.

No poseo la capacidad suficiente para afirmar, rotundamente, de sí es o no certera la forma y el método, pero, basándome en la realidad y con datos empíricos, sí puedo recelar de esos resultados. He conocido a muchos alumnos cuyas capacidades no eran las certificadas por esas mediciones científicas. Es decir, tener un alto o bajo cociente intelectual (según esas determinaciones) no eran sinónimo, a posteriori, de ser el mejor o el peor respecto a su aprendizaje. Los de altas capacidades, algunos con muy altas, que se podrían clasificar en el apartado de GENIOS, habían pasado sin ser percibidos como tales y, por supuesto, también, en los casos contrarios. 

Hay algo que se escapa en esas mediciones, y es medir el INGENIO, es decir, la capacidad de solucionar una determinada situación, en el momento en que esta se produce, para salir airoso de ella (en muchos casos, coincide con la picaresca) y que, posiblemente, no se aprecie hasta que se dé la situación para ponerla en práctica. Por lo tanto, opino que no es, sino a partir de una realidad determinada en un determinado presente, donde se debe valorar con más rigor hasta dónde alcanza esa capacidad. Personalmente, considero que es el día a día el que nos da el verdadero resultado de dichas capacidades y, a partir de ahí, obtener una valoración más precisa desde la EXCELENCIA, o lo que es lo mismo, conocer el máximo potencial que puede dar una persona de sí misma dentro de sus posibilidades

Ser GENIO, sin INGENIO, no da como resultado, jamás, la GENIALIDAD.