"CUÉNTAME LO QUE SE TE PASÓ"

 

Tenemos derecho a contar todo aquello que nos sucede, faltaría más, vaya esto por delante. Cualquier situación, sobre todo, aquella que nos parece grave, tirando a gravísima, nos provoca un relato con pelos y señales para que nada se quede afuera y no nos reste dramatismo. Hacemos referencia a cualquier elemento que le dé más fuerza para que todo quede reflejado y, sobre todo, exagerado (pero, que no se perciba, claro). Posiblemente, cada vez que se cuente, contará con más ingredientes y detalles para condimentarlo mejor y que no le falte, mejor que sobre...

Nos creemos "el ombligo del mundo" y, paradójicamente, queremos que nos vean como "el culo del universo" cuando contamos nuestras "tragedias". Exagerar cualquier acontecimiento que nos pase es mucho más "vendible " si va salpimentado por todas las partes. 

Si alguien está enfermo, si de verdad está muy enfermo, no tendrá ánimos para entrar en detalles de su historial médico y optará por el silencio impuesto de su enfermedad. Pero, aquellos que sufren de males ·sanables", de relativa poca importancia, son los que más se regodearán en especificar cada una de sus dolencias y, lo que es peor, sus momentos de consultas ambulatorias u hospitalarias. El diagnóstico es secundario en estos casos; Te narrará, con muchos pelos ( pareciendo que lleva pilas) y todas las señales, absolutamente todo lo que ocurrió desde que salió de su casa hasta que volvió a ella, pero  solo lo que a él/ella le "afecta"

Los casos de salud son los más recurrentes para este tipo de narrativa, pero es aplicable a cualquier situación ¿imaginable? y/o real.

¿Y si le damos la vuelta y vemos la cara B de cada uno de esos "trágicos" relatos? 

Cada momento, situación o vivencia están plagados de muchos detalles que nos pasan desapercibidos porque no los miramos. Aquello que no nos sirve para  "demostrar" nuestra historia es desdeñado por no ser útil como agravante y se queda en el tintero de las palabras pendientes a la espera de que alguien las sepa disfrutar.


Si hemos asistido a una consulta médica, por ejemplo, obligatoriamente, hemos salido de casa, hemos respirado aire fresco, nuevo. Seguramente, hayamos mirado al cielo, nublado o soleado, qué más da. Habremos visto gente haciendo su vida, viviendo. Niños que van o vienen del colegio, creciendo. Sentados en cafeterías desayunando, alimentándose. Árboles llenos de hojas o sin ellas, respirando. Parejas abrazadas, amándose. Hombres y mujeres que pasean o corren por las aceras o en sus vehículos, moviéndose...

Aceptemos que la vida sigue a nuestro alrededor, que el mundo no para de girar, que el sol sale todos los días aunque lo tapen las nubes. En cada uno está mirar lo que no vemos, lo que creemos que no nos afecta por no dolernos en nuestros cuerpos. Pasan muchas cosas; a ti, también te pasan muchas cosas que no ves, míralas y cuéntalas.

Comentarios

  1. Yo cada vez más disfruto de las pequeñas cosas.
    Claro que tengo muchísimas citas médicas obligatorias pero antes lo veía como un "MUNDO" ahora sé que mis profesionales me van a ayudar y disfruto del aire que respiro y me renueva, paseo y después de mi cita tengo el aliciente de tomarme algo en una terraza de un sitio que me guste. Y cuando llego a casa, me encuentro genial.
    Estupendo relato, querida Moby!!

    ResponderEliminar
  2. Pues si, hay que mirar y contar todo lo bueno que no valoras. Pero para ver más y mejor, antes de salir hay que ponerse las gafas del optimismo, las de la suerte, las de la empatía, la de la buena actitud, la de las ganas de vivir, que estamos vivos, esas con las que realmente se ve bien y mejor.

    ResponderEliminar
  3. Trepidante poema en prosa. De las mejores invitaciones a vivir, que son dos días y uno de ellos, ojalá, esté lloviendo.

    ResponderEliminar
  4. Vivimos demasiado de prisa .Sin pausas.Para tener más tiempo.Y ¿Más tiempo para qué? La vida hay que caminarla no correrla.La prisa nos hace insensible a todo lo que nos rodea.Si te paras y observas verás que todavía puedes llegar a sorprender de cosas que son cotidianas y que te llenan sin darte cuenta.

    ResponderEliminar
  5. Conclusión:
    "No me cuentes penas,
    cuéntame alegrías,
    que bastante tengo
    Con las penitas mías".

    ResponderEliminar

Publicar un comentario