"Y YA PASABA POR AQUÍ..."
Durante unas semanas, no he dormido en mi cama. Otra me esperaba muy parecida cada noche. Me desubico mucho cuando cambio de lugar, tanto que, al despertarme, necesito de unos minutos para adivinarlo. Siempre me pilla en un sueño el momento de abrir los ojos por lo que este último escenario se suma a mi desconcierto. Un reloj con números grandes y luminosos es imprescindible en ese instante. En casa, está a mi lado; allí, frente a mí. Son pistas para hallarme, pero, no recuerdo estos datos precisos de colocación hasta más tarde. Y sigo sin saber mi lugar ni la ciudad en la que despierto tan perdida. Tampoco sé en qué mesilla dejé mis gafas, tan necesarias ahora más que nunca para que me ayuden a encontrarme. En ambos casos, sólo hay una, pero en diferente disposición. Igualmente, las ventanas me las cambian de noche y, a veces, es la del armario la que abro en vez de la que da al exterior. La puerta de salida, en casa, nunca se cierra; allí, sí. Mis narices dan buena cuenta de ell...